El reciente anuncio del ministro de economía Sergio Massa, celebrado por el gobernador de Tierra del Fuego Gustavo Melella, sobre el avance del proyecto Fénix frente a las costas de Tierra del Fuego, que prevé una inversión de unos U$ 700 millones de dólares abre una gran expectativa, sobre todo por la dimensión del proyecto de inversión del consorcio que conforman la petrolera francesa Total Energies, la alemana Wintershall Dea y la local Pan American Energy.
El gobernador Gustavo Melella viene manteniendo varias reuniones con los productores de gas para dar próximamente el paso definitivo a la industrialización del recurso en Tierra del Fuego. Por eso es que desde el gobierno provincial celebran el anuncio luego de importantes esfuerzos para su lanzamiento.
La puesta en marcha del Proyecto Fénix, en un área ubicada 60 kilómetros mar adentro frente a las costas de Tierra del Fuego, permitirá incrementar en alrededor de 10 millones de metros cúbicos la producción de la zona, duplicando el volumen actual de gas que se despacha a través del gasoducto San Martín, que atraviesa toda la Patagonia hasta la provincia de Buenos Aires.
El desarrollo podría utilizar para su tratamiento buena parte de las instalaciones ya construidas on shore para el proyecto Carina-Aries o el de Vega Pléyade que entró en producción en 2016, tras una inversión de otros US$ 1.000 millones.
Según detallaron Thilo Wieland, miembro del directorio de Wintershall DEA y el director para Argentina de la firma, Manfred Boeckmann, “Fénix consiste en una plataforma no tripulada con tres pozos unidos a la infraestructura ya existente en el consorcio Cuenca Marina Austral 1 (CMA-1)”.
La ventaja de este desarrollo es que el gas fluiría por el gasoducto San Martín hacia la zona de Buenos Aires, una línea que a diferencia de las que vinculan Neuquén con los grandes centros de consumo, no está saturada y tiene capacidad de transporte.
En la provincia de Tierra del Fuego también se vincula la puesta en marcha del Proyecto Fénix con la construcción de un polo petroquímico en cercanías de la ciudad de Río Grande, que adicionalmente involucra la construcción de un puerto multipropósito que facilitará la logística industrial del polo tecnológico de la ciudad de Río Grande y permitirá la exportación de la industrialización de hidrocarburos como fertilizantes y proyectos vinculados a la producción de hidrogeno verde lanzado este año.
Tras el anuncio en 2017 del nuevo yacimiento gasífero, las petroleras vinieron demorando la resolución de la millonaria inversión, a la espera de una coyuntura más favorable en el marco de la transición energética y del incremento de la demanda global.
