¿qué les sucede a los argentinos con la vacuna contra covid-19?

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El Gobierno firmó un acuerdo con AstraZeneca por 22 millones de dosis de la vacuna. La empresa emitió un comunicado en el que indicó que la entrega se hará “en la primera mitad de 2021” si es que “los ensayos en curso resulten exitosos” y la aprueban los organismos correspondientes. Pero no es tan fácil para la vacuna. Por ejemplo, considerando un público seleccionado tal como es el de los profesionales de la comunicación en las empresas, 21% no se quieren vacunar contra el coronavirus, explicó la revista Imagen.

En este tema, Urgente24 quiere anticipar el marco general para abordarlo: el negocio de los fármarcos tiene una ética muy particular, y en especial cuando hay tantos intereses en disputa, tal como sucede con la pandemia provocada por el nuevo coronavirus que provoca el covid-19.

 

 ##  Luego, en la manipulación de la opinión pública a menudo colaboran los medios de comunicación, por intereses que también resultan de una ética muy particular.

 ##  En países tales como la Argentina, además sucede una absurda politización hasta del sexo de los ángeles. Hay mucha gente con tiempo y energía disponibles, evidentemente, además de una impunidad llamativa. Sólo así puede entenderse que en la misma semana en que se cuestionaba la vacuna rusa Sputnik V, el Hospital de Jerusalén comprometía una cantidad apreciable de dosis y nadie desataba en Israel la cantidad de tonterías que volaron en la Argentina.

Hay muchísimo dinero ya comprometido por numerosos laboratorios en la investigación y desarrollo apresurado de potenciales fármacos, por lo que la carrera ya no se trata de eficiencia sino de recupero de la inversión. Esto no es una cuestión sanitaria sino financiera. Y es peligroso. Luego, hay otros laboratorios que trabajan desde un enfoque geopolítico de toda esta cuestión. La opinión pública se ve sometida a una fuerte presión entre ambos extremos.

Ahora vamos a las noticias

El Gobierno de la Nación firmó un acuerdo con el laboratorio AstraZeneca para la entrega de 22 millones de dosis de la posible vacuna que desarrolla junto con la Universidad de Oxford y que sean entregadas “en la primera mitad de 2021”, indicó la empresa que dijo trabajar sin fines de lucro “con gobiernos y organizaciones multilaterales para brindar un acceso amplio y equitativo a la vacuna AZD1222” y destacó que fue la primera vacuna en aceptar la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

Los ensayos de fase II / IIl están en curso en el Reino Unido, USA y Brasil, y “los ensayos de fase / Il están en curso en Sudáfrica, Japón, Kenia y Rusia“.

El 01/10, la EMA había anunciado que “su Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) había iniciado un proceso de ‘revisión continua para AZD1222″.

Astrazeneca Argentina “ya comenzó a trabajar con la Agencia Reguladora Argentina (ANMAT) para avanzar en este proceso desde el pasado 5 de octubre” tal como lo empezaron a realizar Canadá, Japón, Brasil, Suiza, Australia y Corea del Sur.

Estos ensayos determinarán si la vacuna generará protección contra COVID-19 y medirá la seguridad y las respuestas inmunes en hasta 50.000 participantes en todo el mundo en un amplio rango de edad y diversos grupos raciales, étnicos y geográficos“, afirmó el texto.

Días antes, el presidente Alberto Fernández informó la adquisición de 25 millones de dosis de la vacuna Gam-Covid-Vac Lyo, conocida como Sputnik V​, producida por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, de Rusia.

Ya estarían coprometidas, entonces, una cantidad de dosis equivalentes al total estimado de la población argentina: ese es el mensaje del Gobierno a la opinión pública.

Pero ¿qué les sucede a los argentinos con la vacuna contra covid-19?

En primer lugar habría que destacar la mayoría militante en la opinión pública que rechaza cualquier obligatoriedad en la vacunación.

Luego, datos muy interesantes que aparecen en la nota de Nina Michanie y Diego Dillenberger para la revista Imagen (de todos modos, hay que aclarar algo sobre la nota: no contempla que la posible participación como intermediario de un laboratorio pequeño local, HLB Pharma, ya fue descartada, luego de las advertencias difundidas por, entre otros, Urgente24):

Ahora sí:

El 21% de los profesionales de comunicación de Argentina no se quieren vacunar contra el coronavirus. No es una anomalía en la población nacional: el 28% de los porteños dice que preferiría no aplicarse ninguna inyección contra el Covid-19, según una encuesta de la Universidad de Belgrano. El dato de los comunicadores antivacuna surge de una encuesta de este servicio al sector de la comunicación que busca indagar cómo ven los profesionales la increíble comunicación en torno al anuncio de que el gobierno del presidente Alberto Fernández comprará la vacuna Sputnik V, de Rusia, rodeada de misterio y polémica.

La encuesta indica que el 43% de los profesionales evalúa que la comunicación en ese sentido fue “muy mala” y el 26%, “mala”. Como consecuencia, dos tercios de los comunicadores creen que “la forma de anunciar la compra de la vacuna rusa aumentó las dudas que ya había” en la opinión pública, y la mitad de los 70 consultados opina que la comunicación en torno a la vacuna rusa “puede potenciar a los antivacunas”. A ello se le puede agregar el 23% que piensa que “tal vez” los potencie.

Por eso no es de extrañar que hasta en un público supuestamente instruido, como los profesionales de comunicación, la proporción de los “antivacunas” sea tan alta: todo lo que se podía hacer mal en la comunicación de la compra argentina de la vacuna Sputnik, está hecho.

La situación comenzó con el sorprendente anuncio del ministro de Salud Ginés González García de que se aplicarían “criterios geopolíticos” para la compra de la vacuna. 

Como al compás de las fake news sobre el Covid-19 crece en Argentina y en todo el mundo el movimiento antivacunas, esa declaración del ministro estaba predestinada a sembrar el pánico en la opinión pública. 

Lo que no explicaba Ginés, que hubiese generado más pánico, es que su número 2, Carla Vizzotti, la secretaria de Acceso a la Salud, estaba en ese momento con otros funcionarios en Moscú, arreglando los detalles para que el país adquiriera 25 millones de dosis de la Sputnik V. Un viaje que debía mantenerse en secreto: los periodistas que cubren el área se preguntaron durante días si Vizzotti no habría contraído el virus porque no aparecía en las conferencias de prensa.

Alicia Castro, militante de izquierda de la coalición gobernante y prevista originalmente como embajadora en Rusia, casi como preparando el clima de Halloween, metió más miedo: recomendó que Argentina solo vacune con la Sputnik, alguna vacuna china, e incluso introdujo una ignota inyección cubana a la lista de posibilidades. 

Y para introducir más pánico, la ex embajadora en Londres directamente desaconsejó la vacuna de la Universidad de Oxford, considerada una de las más respetables por la literatura científica mundial. Esa vacuna se introduciría en Argentina de la mano del grupo Insud y su empresa de vacunas, uno de los líderes del sector farmacéutico local. 

Pero, justamente, de todas las vacunas que están en las gateras para largar la carrera para terminar con la pandemia, la rusa es la única que se encuentra –como tantas cosas en Rusia–  rodeada de un halo de dudas y misterio. Solo se la habría probado en 72 personas (militares y una hija de Putin) en comparación con los 60.000 voluntarios de los ensayos clínicos del laboratorio norteamericano Moderna, por ejemplo, y no aportó la literatura científica de rigor. (…)

Para agravar las cosas, la secretaria de Acceso a la Salud, ya de regreso del frío de Moscú y enterada la prensa de su misión secreta al país de Putin, asustó más a los argentinos en la primavera porteña con que la vacunación sería obligatoria. ‘‘Es obligatoria porque es un bien social que está por encima del individual. Si decido no vacunarme puedo propagar la enfermedad’’, dijo textualmente Vizzotti.

Como para intranquilizar un poco más a la opinión pública, los medios pusieron la lupa sobre el laboratorio que distribuirá la vacuna rusa en Argentina: se llama HLB Pharma y está muy cuestionado por diversas irregularidades y los antecedentes poco claros de sus socios. 

Una curiosidad: en una nota en el diario Clarín, desde el laboratorio admiten que son “chicos” y no tienen un departamento de Prensa como una farmacéutica consolidada. 

A confesión de partes….

¿Qué podía salir mal con este cóctel de informaciones escalofriantes mal gestionadas? (…)

Uno de los resultados de la mala gestión de la comunicación es que cuando se les pregunta a los profesionales qué vacuna se darían entre las opciones de la Sputnik, una vacuna china, la de Oxford/AstraZeneca, la de Pfizer, la de Johnson & Johnson o ninguna, empatan ‘‘ninguna’’ con la de Oxford con 21,4 %. La rusa solo llega al 5,7 %. (…)

Previsiblemente, cuando se conoció el viaje ‘‘secreto’’ de la viceministra, en el medio de esta polémica de si los criterios para la compra de la vacuna debían ser geopolíticos o científicos, la cobertura mediática fue devastadora y generó una verdadera ola de pánico que, según los expertos en comunicación, potencia a los antivacunas. (…)

El año próximo se juegan las elecciones de medio término y si el gobierno no logra revertir la desaprobación, podría sufrir una seria derrota. Si el apuro y el desorden en la comunicación de la compra de la vacuna rusa es producto de esa ansiedad del presidente, los funcionarios de salud no le hicieron un favor al mandatario.

Este anuncio se hizo justo en momentos en que salía del asesoramiento en comunicación del Ministerio, Fernando ‘‘El Canario’’ Coradazzi, ex vocero de Aníbal Fernández y hombre con mucha “calle” en comunicación política que había sido puesto por el vocero presidencial Juan Pablo Biondi al principio de la pandemia. 

Coradazzi había reemplazado a Norma Madeo, traída por el ministro Ginés González García no bien estalló la pandemia y se acumulaban las gaffes comunicacionales del Ministerio.

Pero curiosamente, para la operación ‘‘Viaje secreto a Moscú” ya estaba al frente de la comunicación del ministerio, Arístides Galimberti, número dos de comunicación de esa cartera que venía con el equipo de Ginés y que ahora terminó haciéndose cargo de esa área, justo antes de la polémica escapada de los funcionarios al imperio de Putin. El “Canario” emigró al gobierno de provincia de Buenos Aires, aunque sigue asesorando a Biondi.

Afortunadamente, pareciera que los funcionarios de Salud y sus asesores de comunicación aprendieron duramente la lección de que, en situación de crisis, la falta de transparencia sólo puede agravar las cosas. ‘‘Lo que está pasando es tan importante que tengo la convicción de que vamos a brindar toda la información de lo que estamos haciendo con los equipos técnicos y la comunidad científica”, sostuvo luego Vizzotti, en diálogo con el programa ‘‘Ahora Dicen’’ de la radio Futurock, admitiendo indirectamente que incorporó una importante enseñanza comunicacional. 

Para llevar un poco más tranquilidad, el más fatalista de los funcionarios argentinos de salud, Daniel Gollán, ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, agregó: ‘‘La vacuna será siempre voluntaria. Saquen esta mentira de que será obligatoria’’, y especificó que habrá un documento que certifique el consentimiento. La “mentira” había surgido de su propia colega Vizzotti luego del viaje a Moscú. Pero por algo se empieza.

fuente:Urgente24

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