Mauricio Macri en campaña

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Compra medios, saca libro, se hace entrevistar por los medios que compró, se olvida de repudiar a la dictadura pero se acuerda de atacar a Estela Carlotto. Concentrado en su reducto sectario, sigue gozando de las Fake news y el Lawfare que descalabraron el funcionamiento democrático.

Primero compró parte de las acciones de La Nación y la programación del canal de cable de ese medio. El 18 fue la presentación del libro, el lunes de esta semana fue la reunión del PRO por Zoom, donde apareció a las diez de la mañana dormido, desde la cama y hablando con terrible papa en la boca. El martes lo entrevistaron los periodistas del canal que había comprado. El miércoles fue de los pocos que no repudiaron a la dictadura. Y el jueves salió por radio para decir que Estela Carlotto es una resentida. Señoras y señores: Mauricio Macri, el expresidente de los negociados y las offshore, el tipo que quebró al país y lo endeudó hasta las pestañas, está en campaña.

Una persona normal pasaría a retiro después del tremendo fracaso que fue su gobierno pese al respaldo de todos los poderes fácticos, desde el sector más influyente del Poder Judicial y el poder económico local, hasta los organismos financieros internacionales, más el presidente Donald Trump y las grandes corporaciones mediáticas. A pesar de todo ese respaldo, la incapacidad manifiesta, solamente equiparable al desastre de Fernando de la Rúa, descontroló la economía y habilitó un festival de negociados, en algunos de los cuales está involucrado en forma directa

Yo supe perdonar, ella no ha podido. Supe decir que mi vida no va a estar marcada por el resentimiento y el odio a lo que me pasó” afirmó el expresidente el jueves. “Me da mucha pena que ella no pueda salir del odio y del rencor”.

El tipo fue secuestrado en 1991 por una banda de comisarios. Pagó el rescate millonario y fue liberado. Comparó ese episodio de delincuencia común con el secuestro, la tortura y la desaparición de la hija de Estela Carlotto y la apropiación de su nieto, por causas políticas en el marco del terrorismo de Estado. Macri no es cualquier persona. Es un expresidente que tiene que conocer esa diferencia. No es lo mismo.

Pero es el presidente que frenó los juicios por violaciones a los derechos humanos, que trató de mandar a los torturadores a sus casas con el 2×1, el mismo que definió a la lucha de las Madres y las Abuelas como “un curro”. Es el expresidente cuya familia tenía siete empresas el 24 de marzo de 1976 y en 1984, apenas los militares se retiraron, el grupo familiar acumulaba más de cuarenta empresas.

Decirle resentida y odiadora a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, que ha sido propuesta para el Premio Nobel de la Paz, concuerda con otros desbordes. Cuando había empezado la cuarentena por la pandemia mundial, Macri habló con el presidente Alberto Fernández para decirle que no estaba de acuerdo con esa decisión y le aconsejó “que dejemos a toda la gente en la calle, que se mueran los que tengan que morirse”.

Macri financió con deuda externa la fuga de dólares para evitar una fuerte devaluación antes de las elecciones. Después de perder las PASO en 2019 por una diferencia sideral, llamó indignado al Banco Central y le ordenó no intervenir en el mercado “para que el dólar se vaya donde se tenga que ir y los argentinos aprendan a votar”. Y esa misma tarde volvió a decir que la devaluación era un castigo a los que habían votado al Frente de Todos.

En su libro reconoce que aconsejó a la exgobernadora bonaerense que no pague los aguinaldos “para que la gente viera cómo el kirchnerismo había dejado la provincia”. Tenía la plata y le aconsejaba castigar a la gente para que “aprenda”.

Buscando en el diccionario hay algunas definiciones para explicar algunas reacciones por parte de aquellos que “no establecen límites afectivos, no respetan los límites, son impulsivos y no sienten grandes remordimientos cuando hacen daño a los demás”. Se indica que “son personas que no toleran la frustración y que viven cualquier límite que le pongan como un robo de libertad“.

Muestran una falta llamativa de empatía con los demás, superficialidad en su vida emocional, y carecen de capacidad para comprometerse con las relaciones, objetivos o propósitos conjuntos con los otros. (Personalidades narcisistas, Diagnostico psicoanalítico, Mcwilliams, N.).

En otro apartado se lee que estas personas tienen “un determinado patrón de conducta, siendo en este caso, el desprecio, la violación y la explotación de los derechos de las demás personas”. 

Trastorno sociopático asociado a una personalidad narcisista es lo que describen los textos. La decisión de Bolsonaro y Trump de que “se mueran los que se tengan que morir” es de una crueldad y ausencia de empatía que se encuadra bien en esos textos.

Son los dos países que encabezan la lista de muertos por la enfermedad. Estados Unidos, con medio millón, y Brasil, con 300 mil muertos. Argentina estaría en esa estadística junto a Brasil si hubieran seguido los consejos de Macri.

La misma crueldad está detrás de la decisión de provocar una devaluación como castigo, para hundir a una sociedad porque no lo votó. El tipo estaba furioso y le bajó el dedo al ciudadano de a pie ahogado por la inflación descontrolada durante los cuatro años de su gobierno.

“Este comportamiento se caracteriza por ser delictivo, donde el individuo se vale de la mentira y la manipulación” dicen los diagnósticos de estas personalidades sociópatas. Alguien que venía de hacer grandes negociados a costa del Estado, como el del Correo o la estatización de las deudas de sus empresas, y el único argumento de sus campañas fue acusar a sus adversarios de lo que había hecho él.

El gobierno de Macri no solamente dejó una deuda externa impagable, sino también una enorme deuda moral que destruyó la confiabilidad en la información y en la Justicia. Fake news, lawfare, son términos que causan gracia a los periodistas que cobran salarios astronómicos en La Nación+ que compró Macri, pero han sido mecanismos que descalabraron el funcionamiento democrático.

Fuente: página 12

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