Importación de autos de alta gama: se paga en pesos, al tipo de cambio oficial, y la Aduana no controla nada

Desde joyas de colección hasta alta gama que llega al medio millón de dólares. La importación de automóviles caros se paga al dólar oficial y creció en relación al 2019.

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La culpa es del Huracán. Pero no el equipo de fútbol, sino el Lamborghini Evo Spyder, apodado de esa manera por acelerar de 0 a 100 kilómetros en tres segundos. En el depósito Murcan (en sí mismo, un capítulo aparte del comercio exterior argentino), a un chistoso se le ocurrió decir que un ejemplar de ese modelo era de Máximo Kirchner; a bromistas del otro lado de la brecha se les antojó que era para Antonia Macri, la hija del ex presidente que tiene apenas 9 años; y en definitiva fue importado por el empresario Guillermo Enzo Chetta, que luego de la propaganda que hicieron las fake news lo exhibió en su concesionaria de venta de automóviles.

Después se conocieron los videos y fotos filmados en la Aduana del Aeropuerto de Ezeiza, lo cual no está permitido, pero que sirvió para recordar la escasa autoridad que ejerce el director de esa Aduana -Ramiro Roibas- sobre sus subordinados. La historia de cadena de mando rota, así como las fotos y videos.

El caso del Lamborghini Evo Spyder actualizó un debate sobre las facilidades que tienen los importadores y despachantes con los autos de alta gama, como el dólar al tipo de cambio oficial (actualmente 82 pesos), mientras que un beneficiario de plan social no puede comprar dólar ahorro para revenderle en el mercado paralelo -el famoso puré- y hacer una diferencia para subsistir mejor. Otra facilidad es el “canal verde” de importación automática, que agiliza el proceso para traer al país un bien que no es esencial. 

La importación de autos de alta gama es un mercado en crecimiento con relación al año anterior, una excepción a la regla de esta economía; subfacturaciones que facilitan el lavado de dinero; sobrefacturaciones que se usan para la fuga de divisas; y depósitos fiscales especializados en la materia.

Las SIMI, continuadoras de las DJAI, o cómo el Estado facilita dólares baratos. El Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) es la autorización que se requiere para realizar una importación. Fue presentado por el gobierno de Mauricio Macri como la superación de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones (DJAI), pero en época de escasez de dólares se vuelven lo mismo.

Excepto, claro, para los empresarios con buena llegada al poder político. Si alguno de ellos supo sacar provecho de las DJAI tiene el camino allanado. Porque, casualidades (o causalidades del destino) la misma secretaria de Comercio Exterior que autorizaba las DJAI es hoy secretaria de Comercio Interior. Se llama Paula Español y los que creen en la brecha se sorprenderían de la facilidad de un millonario mediático y eventero, que fue fiscal de Cambiemos en la elección presidencial de 2015, para obtener SIMI importando autos de alta gama, como conseguía las DJAI cada vez que quería en el último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Subfacturación, estrategia para la fuga de divisas. Si se toman los precios declarados, la Argentina es el país donde más baratos se pagan los autos de alta gama, sean lujosos 0 kilómetro o joyas de colección. De acuerdo a un listado al cual accedió Minuto de Cierre, un Ford Mustang 1965 entró al país por 13.000 dólares; en tanto que un Chevrolet Corvette 1977 lo hizo a 12.000 dólares.

El primero a nombre de la firma The Nada INC., a través del despachante Hugo Antonio Caviglia. Si se toman las subastas por Internet, hay Mustangs ´65 por ese precio, pero también por 25.000 o 30.000 dólares. En tanto que el Corvette 1977 tiene otro comprador, el mismo despachante, puede costar lo que se declaró, pero también hasta 30.000 dólares en el sitio de venta online Ebay.

Según tres fuentes de la Aduana, una de las pistas que se sigue en el listado que se hizo en el organismo, es la de autos declarados por debajo de su valor. Sus dueños finales suelen tener cuentas bancarias en Estados Unidos, las cuales difícilmente estén admitidas ante la AFIP. La sospecha es que se trata de una especie de blanqueo no declarado: se ingresa al país un bien pagando lo que realmente vale, pero una parte de ello en negro desde el exterior.

Sobrefacturación, un peligro siempre latente, y el lobby de los importadores. En un mercado en pleno retroceso (las 440.000 unidades del 2019 serán 290.000 este año), el segmento de autos de alta gama creció este año. Ello activó las alarmas en el Ministerio de Desarrollo Productivo, donde la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (CIDOA) fue a hacer lobby para que les autoricen más importaciones este año. Por ejemplo, sólo BMW, que trajo 1.990 automóviles el año pasado, pidió dólares al tipo de cambio oficial para 2.400 este año.

“Lo que quieren hacer es adelantar pedido de divisas, apostando a una devaluación el año próximo. Traen autos para stock, que ahora o en 2021 venderán a dólar billete. No vamos a permitir esa maniobra especulativa”, admitió un funcionario del ministerio que conduce Matías Kulfas. De todas formas, admitió que se les permitirá subir la cuota del año pasado, a pesar de la restricción de dólares que sufre el país.

El presidente de CIDOA, Hugo Belcastro, es además el jefe de ese lobby. Que tuvo éxito, pues el Ministerio de Desarrollo Productivo le amplió el cupo para importar automóviles al tipo de cambio oficial. El tema es analizado en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), donde su presidente Miguel Angel Pesce ve cómo se le escurren las reservas, mientras otros ministros entregan dólares a importadores de productos no esenciales. El de los autos importados de alta gama es un caso flagrante en este sentido. En tanto que la sobrefacturación es una de las tantas fugas de divisas que hay en la Argentina.

Canal verde, con todas las facilidades. En el comercio internacional, el canal rojo es para la mercadería que será inspeccionada exhaustivamente antes de ingresar a un país, por sospecha de elementos ilegales (drogas, armas) o documentación deficiente y/o faltante. El naranja es para comprobar si toda la documentación es correcta. En tanto que el verde significa que hay vía libre y está todo correctamente presentado.

De modo curioso, insumos o aparatos médicos para enfrentar la pandemia del COVID-19 pueden ser derivados al canal naranja. Mientras que los autos de alta gama, con valores que casi siempre difieren de los publicados en Estados Unidos o Europa, suelen gozar del canal verde. Aquí, como en el tema de las SIMI, y antes las DJAI, el tráfico de influencias es clave. Como también el “trabajo fino” que los importadores hacen con empleados aduaneros de base. Algo que ya tiene en marcha una investigación preliminar ordenada por los directivos de la Aduana.

En definitiva, la importación de autos de alta gama parece un mundo bipolar. De un lado, operaciones transparentes, que declaran los valores reales. Del otro, un mundo diverso que va desde la sobrefacturación para la fuga de divisas, hasta la subfacturación para el blanqueo de capitales. Además de las zonas grises como las SIMI o el Canal Verde, donde los importadores y compradores mejor vinculados mueven sus influencias. 

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