El ENARGAS lleva a delante una iniciativa denominada corredores verdes, que pretende trabajar muy fuertemente en el desarrollo de normativas e infraestructura para incorporar al transporte pesado en el mundo del GNC, lo que implicaría entre otras cosas un mayor cuidado del medio ambiente, sumado a una gran reducción de costos operativos.
En este caso en particular la empresa IVECO ofrece una alternativa competitiva en el mercado local terrestre para carga pesada.
En el caso de Tierra del Fuego buscan desarrollar el Corredor verde Marítimo, una iniciativa innovadora que pretende incorporar la logística marítima el mundo del GNL, esto sería posible con la incorporación de tecnología e infraestructura que permita el abastecimiento a los buques que recalan en el Puerto de Ushuaia. Se cree en la industria marítima está migrando hacia el GNL como combustible estándar en los próximos años y las autoridades evalúan que llevar adelante iniciativas que permitan anticiparse al cambio y ofrecer la disponibilidad del recurso de forma local implica un diferencial estratégico para Tierra del Fuego y el Puerto de Ushuaia en particular que busca consolidarse como Polo Logístico Antártico.
En argentina, la empresa Buquebus es la primera compañía marítima en contar con su propio gas natural licuado (GNL), el combustible más limpio del mercado, con el mayor rendimiento. El diseño de buques propulsados por GNL, que además ofrece varios beneficios ambientales en comparación con los combustibles convencionales: las emisiones de azufre y de partículas se reducen prácticamente a cero, las de óxido de nitrógeno de un 85% a un 90% y los gases de efecto invernadero de un 15% a un 20%.
En argentina ya comienzan a construirse buques “sustentables” impulsados a GNL, se trata de barcazas que permiten ahorrar costos en el combustible, aprovechar las reservas de Vaca Muerta y reducir el impacto de la contaminación ambiental.
El objetivo es evolucionar aceleradamente hacia el gas natural licuado (GNL), considerado, por los expertos, como un agente al servicio de la lucha contra el calentamiento global y posible de sustentar un modelo energético económicamente rentable.
El primer paso es la construcción de remolcadores, estrategia surgida a partir de la necesidad de reducir los costos de la logística en el transporte marítimo, aprovechar las reservas de gas no convencional de Vaca Muerta y al mismo tiempo cumplir con los objetivos ecológicos del Acuerdo de París, del cual la Argentina es miembro.
La primera unidad de este tipo fue construida en el astillero Rio Paraná Sur (ARPS), se trata de un remolcador de hasta 6000 HP de potencia, propulsado a GNL, que puede mover 40.000 toneladas y tener un capital del 40% en su operatividad y su autonomía es 24 días con una carga de combustible.
Se piensa en establecer una planta de licuefacción en la zona del Paraná de las Palmas, o en los lugares donde tienen acceso los barcos de ultramar porque no solamente se abastecerá a los remolcadores a GNL en el río, sino a los barcos de ultramar que hay en el mundo que no vienen a la Argentina porque no tienen donde abastecerse.
Los buques tendrán dos formas de cargar el combustible. Una, con plantas de licuefacción sobre los muelles, y la segunda a partir de camiones que transportarán el combustible a los puertos. En ambos casos, sigue siendo mucho más barato que cargar gasoil.
En síntesis se viene una revolución energética de la cual Tierra del Fuego tiene el potencial para ser protagonista.
