Cómo son las vacunas nasales que podrían reducir el contagio del COVID

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Hay 14 en estudio y 2 ya están aprobadas. En qué se diferencian de la inmunización inyectable que se aplica en el mundo desde fines de 2020 y por qué los expertos insisten en su necesidad ante la pandemia

Las dosis de vacunas desarrolladas contra el COVID aún son efectivas para reducir el riesgo de complicaciones y muertes, si las personas quedan expuestas al SARS-CoV-2 y se infectan. Se administran a través de una inyección en el brazo. Pero también se está avanzando lentamente en el desarrollo de vacunas nasales, que apuntan más a la prevención de la infección. Es decir, que se busca reducir el riesgo de que las personas se contagien.

Las dosis en las mucosas de la nariz se han pensado como una estrategia de vacunación que aporte inmunidad a más largo plazo. Durante 2022 se han estado evaluando 14 vacunas nasales contra el COVID en ensayos clínicos, según la Organización Mundial de la Salud.

También hay otras candidatas vacunales en estudios preclínicos, como ocurre en la Argentina y en los Estados Unidos. En algunos, como en la India y China, ya se han autorizado para uso de emergencia.

El coronavirus ingresa en el organismo a través de gotitas o aerosoles que entran en la nariz, la boca o los ojos. Puede causar una enfermedad grave si desciende profundamente a los pulmones y provoca una respuesta inmune hiperactiva e inflamatoria. Esto significa que el primer contacto del virus con el sistema inmunitario es probablemente a través de las superficies de la nariz, la boca y la garganta.

Cuando las personas adquieren la infección se generan los anticuerpos IgA en la saliva, el líquido nasal y las lágrimas. Son respuestas inmunes de las mucosas. Algunas investigaciones sugieren que si esas respuestas de anticuerpos IgA se forman como resultado de la vacunación se puede hacer que el virus solo quede confinado a la nariz y que no ingrese al resto del organismo.

Desde ese enfoque se desarrollan las vacunas que pueden administrarse por vía mucosa a través de la boca o la nariz. Se busca que las secreciones mucosas produzcan anticuerpos IgA. Ya existían este tipo de vacunas para la gripe, que se administra por vía nasal. Entonces, las vacunas nasales contra el COVID podrían ser una alternativa más accesible a las inyecciones para los pacientes reacios a las agujas.

De acuerdo con el profesor emérito de microbiología e inmunología de la Universidad de Buffalo, Michael Russell, las vacunas aplicables en las mucosas tienen ventajas. “La mejor manera de proteger a una persona contra el COVID-19 es bloquear el virus en su punto de entrada o, al menos, confinarlo a las vías respiratorias superiores, donde puede causar relativamente pocos daños”, escribió en un artículo en The Conversation.

Se considera que si las vacunas nasales generan anticuerpos IgA se podría neutralizar al coronavirus y disminuir así su transmisibilidad. En cambio, las inmunizaciones actuales —que se han aplicado por inyección en el brazo— no inducen respuestas de anticuerpos IgA.

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