La pobreza avanza

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Los trabajadores perdieron el 20,3 por ciento de poder de compra en diciembre y un 42,9 por ciento en relación con 2015. El gobierno de Javier Milei, durante su primer mes, estuvo asociado con una declinación fabulosa del nivel de vida y los ingresos de los asalariados.

La mayoría de los trabajadores no han tenido incrementos en sus remuneraciones desde su asunción. El dato inflacionario de 25,5 por ciento que el presidente celebró como “un numerazo” implica para un asalariado una pérdida de su poder de compra del 20,3 por ciento. El festejo del presidente traduce uno de los principales objetivos de su gobierno: la concentración de la riqueza en pocas manos, destruyendo la ya alicaída calidad de vida de la enorme mayoría de los argentinos.

El brutal impacto sobre los trabajadores argentinos es demostrado en el informe sobre la evolución del Salario Mínimo, Vital y Móvil del Centro de Investigación y Formación (CIFRA) de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). “El salario mínimo no escapa a estas tendencias, lo que empeora el bajo valor real que venía teniendo en los últimos años”, sentencia la investigación.

Durante el gobierno de Mauricio Macri el salario perdió un 25 por ciento de su poder adquisitivo y a ello se sumó una caída adicional del 10 por ciento durante el año de mayor impacto de la pandemia, que no fue recuperado durante el resto de la presidencia de Alberto Fernández. Con el fuerte aumento en los precios que provocó el 118 por ciento de devaluación de nuestra moneda que dispusieron Milei y el “Toto” Caputo, el salario mínimo se redujo en términos reales en 14,8 en un solo mes. Quedó así en un valor que resulta 25,9 más bajo que el de diciembre de 2019 y 42,9 más bajo que el del mismo mes de 2015.

“Dado que el incremento de precios ha venido siendo más alto para los alimentos que para el resto de los bienes y servicios y que esta tendencia se agudizó en el último mes de diciembre, la pérdida de poder de compra del salario mínimo resulta mayor cuando se contabiliza exclusivamente en alimentos”, constata el informe. Debido a esta tendencia, quienes registran menores ingresos deben concentrarse exclusivamente en tratar de satisfacer las necesidades básicas, como la comida y el transporte a sus lugares de trabajo, aunque mayoritariamente sin éxito. En lo referido al poder compra de alimentos el salario mínimo perdió un 36,8 por ciento respecto de diciembre de 2019 y un 50,7 respecto del mismo mes de 2015.

Para mantenerse en los niveles de diciembre de 2016, el salario mínimo debería haber sido en el último mes de 2023 de 272.891 pesos, pero se ubicó muy por debajo, en 156 mil. “Los bajos valores del salario mínimo implican que no alcance siquiera para la adquisición de la canasta básica alimentaria correspondiente a una ‘familia tipo’. El costo de esa canasta, que define el límite de la indigencia, fue 240.679 pesos en diciembre; es decir que los 156 mil del salario mínimo sólo cubrieron el 64,8 por ciento de la misma”, expresa el informe de la CTA. Pero el gobierno ha decidido no modificarlo, incluso mínimamente, como represalia frente al paro con movilización de la CGT. Con este monto, no alcanza para satisfacer, ni de lejos, esas necesidades mínimas de supervivencia.

Cabe consignar que la canasta básica total, que define la línea de pobreza y ni siquiera incluye un alquiler, fue de 495.798 pesos en ese mismo mes. De este modo, sin computar el rubro vivienda, el salario mínimo no alcanzó siquiera un tercio de su valor. Un dato adicional: la primera semana de enero de 2024 respecto de la primera de enero de 2023 cayó la venta en los supermercados casi un 20 por ciento.

Pero, para Milei -según reafirmó el pasado miércoles en Davos-, este es el sistema económico más exitoso de la historia y el que ha generado mayores niveles de riqueza. Claro está que sólo para unos pocos, ya que la mayoría está obligada a tratar de sobrevivir en condiciones infrahumanas. Por esta razón, lejos de preocuparse con la inflación, celebró su espiralización y adelantó que los próximos meses también será de dos dígitos. Pero, advirtió, dentro de 35 años las cosas serán diferentes. Y el ministro Caputo pronosticó que las cosas comenzarían a mejorar hacia fines de año. Para los que consigan sobrevivir, le faltó

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