Equipos de salud de Scioli en TDF, mientras en bs.as. Los hospitales están totalmente destruidos.
El ministro de Salud de Scioli, Alejandro Collia, llegó a Ushuaia este lunes para mantener una reunión con la gobernadora electa Rosana Bertone, y su equipo de salud.Mientras que en la provincia de bs.as sus hospitales están en estado de abandono.
Lo que vive la gente en carne propia es sin dudas la mejor manera de acercarse a la realidad, al estado de cosas en que se encuentra un hospital que no hace mucho fue enarbolado por la presidenta Cristina Kirchner como uno de los nuevos estandartes de la política de salud pública. Por eso, el diario Clarín muestra algunas historias de personas que no lo leen en las noticias, sino que sufren en carne propia la falta de voluntad y pericia de nuestros gobernantes, que en este caso en particular, atenta directamente contra la vida de nuestros vecinos.
“La sala de Pediatría está llena de cucarachas”
Alberto es el papá de Belén. La nena, de casi un año, está internada por una enfermedad neurológica degenerativa que ataca su cabeza. Llegaron a la sala de internación pediátrica del Posadas hace dos semanas, pero es la cuarta vez en el año que internan a su hija. “Las enfermeras y los médicos son excelentes, no tenemos ni una queja con el recurso humano. Pero la verdad es que el hospital no está en buenas condiciones. Los ascensores no andan bien y medicación hay muy poca, tuvimos que comprar algunos remedios bastante caros. Los baños podés pasar y mirar … En los techos las ratas saltan, las vemos pasar todas las noches. Y está lleno de cucarachas. Podés imaginarte que en una sala de pediatría no puede pasar esto, le caminan por atrás a la nena y no podés echarle veneno para matarlas porque puede afectar más la salud de los chicos”, describió este vecino de Castelar, que con ingenio logró arreglar la puerta de la habitación -compartida- que no tenía picaporte: “Le puse una sonda para poder abrirla y que no se cierre fuerte con el viento”.
“No pueden hacer una biopsia”
Es fácil perderse en este gigante de la salud, no sólo por la cantidad de pabellones –con siete pisos en cada uno de éstos– sino porque muchos de los ascensores del Posadas están fuera de servicio y es necesario usar las escaleras o subir hasta un servicio para lograr llegar “a otro”. Es lo que sucede en el pabellón D, donde se encuentra una de las salas de internación oncológica. “Acá no funcionan los ascensores, yo subo por las escaleras y a mi tío lo subieron por otra área y lo trajeron hasta acá”, cuenta Jorge, que acompaña a su tío, internado ahí hace 10 días. Los baños en esta área repiten la misma postal que en casi todo el hospital: mal olor y falta de agua caliente, si se tiene la suerte de que tampoco falte la fría. “A él, remedios no le faltan, pero sí tiene que hacerse un par de estudios y hay que esperar para hacerle una biopsia porque no andan los aparatos. Nosotros somos de Caseros, pero este es el hospital más grande y cercano, por eso venimos”, contó.
“Tenemos que limpiar los baños”
Sandra tiene a su papá, un hombre muy mayor, internado hace 16 días con un cuadro múltiple de varias enfermedades. “La atención médica es muy buena, pero los baños están destruidos y los tenemos que limpiar nosotros. Igual que de la higiene de los pacientes, nos ocupamos los familiares. Los baños no pueden estar así, sé que el hospital está intervenido pero estoy todo el tiempo acá adentro y ni las noticias puedo ver. Lo que no puedo creer es que el edificio nuevo que está adelante sea para la administración y los consultorios externos, mientras acá tenemos que estar matando cucarachas en las habitaciones de los pacientes”, se quejó.