Bernie Sanders vende un buzo estampado con su meme para una buena causa

Sorprendió con su atuendo simple en la investidura de Joe Biden y sigue siendo tema de conversación en las redes.

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La imagen del “friolento” Bernie Sanders sentado en una silla con los brazos cruzados y manoplas de lana se convirtió en una de las más recordadas de la investidura de Joe Biden. El senador de Vermont contrastaba con la formalidad del resto de los invitados y se volvió enseguida un meme. Ahora, el propio líder demócrata socialista quiere aprovechar su renovada fama para una buena causa.

En la tienda de su página oficial, Sanders puso a la venta un buzo negro estampado con la famosa imagen. Aunque el precio de venta es bastante elevado (45 dólares), se agotaron en tiempo récord.

La misma web avisa que debido a la abrumadora demanda de este artículo, los envíos se demorarán de 4 a 8 semanas. También precisa que los beneficios de la venta no engordarán las cuentas del senador de Vermont, sino que serán entregados a la ONG Meals on Wheels, que distribuye comidas a personas mayores desfavorecidas.

En una entrevista con CBS después de la ceremonia de investidura, Sanders consideró su atuendo absolutamente apropiado a la temperatura.

“Ya saben, en Vermont, conocemos el frío. No nos ocupamos de estar de moda, solo queremos tener calor. Eso es lo que he hecho hoy”, bromeó. Su esposa, Jane O’Meara Sanders, lo apoyó con un tuit: “Chaqueta de Vermont, guantes de Vermont, sentido común de Vermont”.

Locura por las manoplas de Bernie

Según indicó la agencia de noticias AFP, la creadora de las manoplas de Sanders fue una de sus seguidoras, Jennifer Ellis, que se las envió cuando perdió las primarias contra Hillary Clinton en 2016.

Ellis, una maestra de 42 años y ecologista como el senador, precisó que son manoplas tejidas con lana reciclada y forradas con tela de vellón hecha de botellas de plástico recicladas.

Luego, el año pasado, cuando Sanders volvió a intentar la carrera presidencial, se enteró de que le había prestado las manoplas a alguien que tenía las manos frías. “Me conmovió tanto que le envié 10 pares más”, dijo.

Desde la investidura de Biden, el teléfono de Ellis no para de recibir notificaciones. En dos días recibió “unos 13.000 correos electrónicos” de personas dispuestas a comprarle las mismas manoplas. Pero Ellis no planea cambiar su trabajo para convertirse en empresaria textil: “Arruinaría toda la belleza del asunto”, afirmó.

Según dijo, Ellis prefiere pasar los fines de semana con su familia, con su hija de cinco años. Y “tanto mejor”, dice, si otros se aprovechan de este repentino entusiasmo por sus guantes: el viernes se encontraron modelos que afirmaban ser absolutamente idénticos al suyo por 85 dólares el par en algunos sitios web.

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