URGENTE:Estados Unidos no para con los ataques en Somalia

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Las muertes de civiles continúan aumentando a consecuencia de la guerra aérea secreta que el ejército de Estados Unidos mantiene en Somalia, sin que haya justicia o reparación para las víctimas de posibles violaciones del derecho internacional humanitario, ha advertido Amnistía Internacional, que ha publicado detalles de los dos ataques aéreos más mortíferos en lo que va de año.
El mando estadounidense en África (AFRICOM) ha realizado cientos de ataques aéreos durante los más de 10 años de lucha contra el grupo armado Al Shabaab, pero solo ha reconocido haber matado a civiles en un único ataque aéreo que tuvo lugar hoy hace exactamente dos años. Esta única admisión se consiguió gracias al trabajo de investigación e incidencia de Amnistía Internacional.



“Cada vez hay más datos y son demoledores. AFRICOM no sólo ha fracasado rotundamente en su misión de informar sobre las muertes civiles, sino que parece no importarle la suerte de las numerosas familias a las que ha destrozado”, ha afirmado Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral. 

“En la escalada de la guerra aérea de Estados Unidos en Somalia, hemos documentado un caso tras otro en los que AFRICOM cree que, simplemente, puede tachar a todas las víctimas civiles de “terroristas” sin más explicaciones. Es una situación inaceptable, el ejército de Estados Unidos debe cambiar de rumbo y preservar la verdad y la rendición de cuentas en estos casos, de acuerdo con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario (las leyes de la guerra)”. 

Dos nuevos casos sólo en febrero

Amnistía Internacional tiene indicios de que AFRICOM causó la muerte a dos personas civiles, y heridas a otras tres a consecuencia de dos ataques aéreos en febrero de 2020.
En las dos ocasiones, tras los ataques aéreos, AFRICOM emitió sendos comunicados de prensa alegando haber matado a “terroristas” de Al Shabaab, sin ofrecer la más mínima prueba de los supuestos vínculos de las víctimas con el grupo armado.

Por el contrario, Amnistía Internacional no encontró indicios de que las personas muertas o heridas fueran miembros de Al Shabaab o de que hubieran participado directamente en las hostilidades. La organización entrevistó a familiares de las víctimas, miembros de sus comunidades y conocidos, analizó imágenes de satélite, fotografías y vídeos testimoniales de la escena de los ataques e identificó la munición utilizada por Estados Unidos.

El 2 de febrero, hacia las 8 de la noche, una familia de cinco personas cenaba en su casa en la ciudad de Jilib, en la región de Juba Central (Somalia), cuando un artefacto lanzado desde el aire —posiblemente una bomba planeadora guiada GBU-69/B estadounidense con una cabeza explosiva de 16 kilos— impactó en la vivienda. Un pesado fragmento metálico de munición impactó en la cabeza de Nurto Kusow Omar Abukar, mujer, 18 años, y la mató al instante. En el impacto también resultaron heridas sus dos hermanas menores, Fatuma y Adey, de 12 y 7 años respectivamente, y su abuela, Khadija Mohamed Gedow, de unos 70 años.

El padre de las niñas, Kusow Omar Abukar, granjero de 50 años que estaba en la casa en el momento del ataque, lo describió así a Amnistía Internacional. “Nunca imaginé que nos iba a alcanzar a nosotros. De repente oí un gran estruendo. Parecía que la casa se hubiera derrumbado. […] Se me llenaron los ojos de arena y humo”.

En otro ataque aéreo estadounidense que tuvo lugar a media tarde del 24 de febrero de 2020, un misil Hellfire impactó en la granja Masalanja, cerca del pueblo de Kumbareere, a 10 kilómetros al norte de Jilib, y mató a Mohamud Salad Mohamud, de 53 años. Era agricultor de plátanos y director de la oficina de Hormuud Telecom de Jilib. Dejó mujer y ocho hijos.

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