Un clásico en la mesa: ¿Por qué es tan caro el queso rallado?

Su producción insume más leche y tiempo que los demás lácteos, por eso emergen opciones más baratas. Hay supermercados que les ponen alarmas.

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El queso rallado en sobrecitos es el producto más distorsionado de la góndola“, dice un referente vinculado al sector lácteo. “Esa distorsión está avalada por la gente, que lo sigue comprando. Deberíamos ponernos de acuerdo y dejar de adquirir esos productos”.

¿Por qué es tan caro el queso rallado? Desde el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), los quesos duros, de donde se produce el rallado, o la hebra, tienen que ver con lo que demanda producirlo. “Un kilo de queso requiere 14 litros de leche, además de que requiere un proceso de maduración que va de los 3 a los 6 meses“. Por otra parte, “un tercio del costo total, es costo financiero (mano de obra, transporte, energía, estacionamiento) e incidencia impositiva, y cuesta mucho mantener un producto inmovilizado entre 90 y 180 días”.

Desde la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), refuerzan el concepto: “El queso rallado subió por sobre la media de los otros productos porque tiene mayor incidencia de materia prima, que es la leche, que aumentó en lo que va del año más del 90 por ciento. Además, se trata de un producto con un proceso estacionamiento muy prolongado”.

“¿Cómo se aguanta que un producto esté quieto tres o cuatro meses? Hacer queso rallado requiere de una serie de procesos y etapas que, para lograr su objetivo, deben ser cumplidos los tiempos para garantizar un determinado sabor. Hay una logística que cuesta muy cara, que no sucede con la manteca, el queso crema o el yogur”, dice una voz de una empresa láctea.

El precio del queso rallado en supermercados, almacenes, queserías y hasta por mercado libre no deja de sorprender por su alto costo. Tomamos el supermercado Disco, la bolsita de 150 gramos de tres marcas distintas: Santa Rosa, $209; La Paulina, $183 y La Serenísima, $212. En los tres casos, si multiplicamos, el kilo superará los $1.300.

En el Supermercado Día están en oferta los sobres marca Día de 40, 150 y 250 gramos a $40, $147 y $220. Hay otro de elaboración propia del súper, un pote de 500 gramos, a $599. Y también copan las góndolas una suerte de producto alternativo “a base de queso”, marca Opi: los 40 gramos, $30 y 120 gramos, $80, respectivamente.

Los quesos de la crisis. Algunos sobrecitos no dicen "queso", sino "rallado", lo que genera confusión. Por supuesto que cuestan la mitad que los verdaderos.

Los quesos de la crisis. Algunos sobrecitos no dicen “queso”, sino “rallado”, lo que genera confusión. Por supuesto que cuestan la mitad que los verdaderos.

Los mercados de barrio y sobre todos los supermercados chinos cuentan con segundas y terceras marcas de queso cuyo packaging seduce con la palabra “Rallado”, en mayúsculas, y un precio tentador. “Claro, el tema es que no se trata de queso rallado, sino de copias permitidas pero que forman otro producto”, explica Esteban Magnasco, fabricante de quesos en Tandil.

“¿Quién lee la letra chica? Nadie. Pero si te fijás cómo se compone ese producto, verás que tiene una proteína de leche llamada caseína, también ricota rallada, harina,  almidón, hasta migas de pan y saborizantes… Y cada vez más gente lo compra, porque el sabor es lo de menos”, destaca Magnasco.

Para Néstor Roulet, dirigente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), “este inexplicable precio fortaleció a las segundas y terceras marcas, no sólo de quesos, sino de lácteos en general y hoy en día se lucen en las góndolas marcas como Tregar, Lolay, Manfrey y El Puente que antes tenían una menor presencia”.

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