Bajo presión de Washington el gobierno argentino dio marcha atrás pasando por un papelón internacional luego de los anuncios realizados anoche por el propio presidente Vladimir Putin respecto de inversiones puntuales en materia energética y nuclear.
La comitiva de Trump pasó factura por sus esfuerzos que lograron destrabar los acuerdos de argentina con el FMI lo que minimizó los acuerdos argentinos con China y Rusia solo a temas de carácter comercial, dejando de lado la cuestión estratégica energética a pasar por temas estéticos que no moverán la aguija macroeconómica argentina, más allá de los que los funcionarios argentinos quieran hacer creer.
Lo cierto es que Trump está gestionando para argentina un crédito de unos 800 millones de dólares para infraestructura, pero con la condición que ingresen constructoras norteamericanas en argentina, con lo cual es un negocio redondo para estados unidos como único ganador de este acuerdo.
El acuerdo con el FMI pone de manifiesto condicionamientos de todo tipo, ya que tener una delegación para monitoreo permanente de la economía nacional no solo se circunscribe a decisiones de la marcha de la economía diaria de argentina, también se expande a condicionamientos del tipo estratégico, dando cuenta real del nivel de sometimiento de argentina a estados unidos.
