TRASBORDO ILEGAL EN ALTAMAR: EL TURBIO NEGOCIO DE LAS PESQUERAS

Greenpeace Internacional ya había publicado un informe titulado “El negocio pesquero del transbordo de capturas”, para denunciar el turbio negocio de los transbordos de capturas de pesca en alta mar, es decir, las transferencias ilegales de barcos de pesca a buques de carga frigoríficos (referidos en inglés como reefers).

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Greenpeace realizo un duro informe titulado “El negocio pesquero del transbordo de capturas”, para denunciar el turbio negocio de los transbordos de capturas de pesca en alta mar, es decir, las transferencias ilegales de barcos de pesca a buques de carga frigoríficos (referidos en inglés como reefers).

Estas operaciones se realizan sin vigilancia adecuada, desarrollando un sistema ilegal a gran escala que facilita la sobrepesca y la explotación de las los trabajadores del mar. Según la FAO, el transbordo es la mayor causa de pesca ilegal, no declarada o no reglamentada (IUU).

Los trabajadores se ven obligados a trabajar con agotadores turnos sin descanso, o en condiciones inseguras, e incluso en algunos casos se les retiene su paga o confiscan su documentación.

Utilizando datos de Global Fishing Watch, e investigaciones de una amplia gama de fuentes marítimas, la ONG Greenpeace ha detectado un récord de 416 buques frigoríficos “con riesgo” que operan en alta mar, de al alrededor de 1600 casos estudiados.

Estos barcos representan una amenaza para nuestros océanos al facilitar la pesca ilegal, que según estimaciones representan el 15% de la captura mundial anual.

De esos barcos frigoríficos, 318 de ellos pertenecen a compañías de Rusia, China Continental, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Grecia, Noruega y Holanda.

Greenpeace is on tour in West African waters to address the problem of overfishing in the region.

Dejando fuera los barcos rusos, que sólo operan en sus aguas, todos los mares, incluido el océano Antártico, son operados por 250 buques del resto de estas siete naciones, que dominan el negocio en alta mar.

Los propietarios de esta flota y responsables de las posibles ilegalidades se esconden detrás de complejas estructuras empresariales y de “banderas de conveniencia” (FOC, por sus siglas en inglés), que reducen la responsabilidad y la transparencia.

Incluso cuentan buques que operan como estaciones de servicio que les proporcionan combustible en altamar para seguir operando sin necesidad de volver a tierra firme.

Existe una gigantesca industria que aprovecha la falta de control en las enormes extensiones marítimas de países como argentina, donde incluso luego de la faena los buques pesqueros ilegales son custodiados por la armada chilena durante su paso por el Estrecho de Magallanes.

Más de dos tercios de los barcos frigoríficos que han visitado la Antártida en los últimos tres años pertenecen a la familia Laskaridis, que posee 20 buques de estas características. Su conglomerado empresarial tiene puntos logísticos en Las Palmas de Gran Canarias y Santander.

Incluso en la Antártida, que, gracias a la Comisión para Protección de la Antártida (CCAMLR) tiene una de las mejores gestiones pesqueras del mundo, están operando regularmente buques con infracciones de seguridad y ambientales y las evidencias sugieren que incluso transbordando capturas ilegales.

El 70% de los buques de carga refrigerados (o “reefers”) que han realizado transferencias en la Antártida entre 2017-2019 no pasaron sus inspecciones ambientales o de seguridad de los trabajadores

El calamar capturado en el océano del Atlántico Sur es una de las especies que mayor peligro enfrenta por este tipo de prácticas amparadas bajo la usurpación del Reino Unido en la zona de Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

Saqueo sin limites: Mapa de la actividad pesquera en el Atlántico Sur

La flota española que pesca ilegitimamente en Malvinas ya se llevó 85 mil toneladas de calamar en 2019; unos 700 millones de dolares

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