Que la argentina Paula Santilli, CEO de PepsiCo para Latinoamérica, esté considerada como la 42da. mujer más poderosa de los negocios, según la edición internacional de la revista estadounidense Fortune, o que Eliana Banchik haya sido hace poco designada presidenta de Michelin para Argentina, Paraguay y Uruguay, no constituyen excepciones a la regla de inequidad de género: marcan tendencia en los puestos de mando de las empresas ante el cambio de estándares de comportamiento que se vislumbran en la economía que emergerá de la parálisis financiera y productiva con que se cierra 2019.
La necesidad obliga a exportar en un mundo que, además de alimentación y recursos naturales, consume low cost, en el marco de la disrupción digital que atraviesa a las sociedades, del cual nuestro país no está exento, aunque venga con demora.
En 2020, una vez que se acomoden las transferencias de ingresos al Estado desde la clase media y alta (50% de la población) para que distribuya a la otra mitad, entre la política, los pobres y los que gozan de regímenes de privilegio, las compañías privadas empleadoras deberán revisar sus estrategias de marketing y management para encarar lo que quede de los presupuestos hogareños una vez cubiertos los gastos prioritarios de comida, vivienda, servicios, mantenimiento, viático, salud, educación, vestimenta y alguno que otro gustito con lo que quede.
Según una encuesta internacional de la consultora Mercer, la relación medida en moneda estadounidense (antes del 30% vigente en el país) en la Argentina es -entre salarios y costo de vida-, junto a la de Brasil y Panamá, la menos favorable de la región, donde Perú, Colombia, México y Chile exhiben la más alta.
La exigencia de cambio en las organizaciones, de arriba hacia abajo, ahora tiene fecha tentativa vencimiento: 2do semestre de 2020, lapso en el cual los staffs de conducción y operativos pondrán las barbas a remojar y los que aspiran a reemplazarlos afinarán los CV’s y los contactos.
La data destaca 3 cuestiones en revisión:
** que, según escribió en La Nación el director de la consultora W, Guillermo Oliveto, “la tecnología, la conectividad, el viaje, el ocio y el entretenimiento tienen un peso relativo muy superior al del 2003. Lo que cambió es la relevancia que adquieren los objetos y las vivencias. Internet se volvió un consumo básico y los oasis de wi-fi, nodos de atracción por excelencia”, se ve en el crecimiento del e-commerce;
** que Argentina tiene los ejecutivos y los gerentes más envejecidos de la región, con promedios de 48 años y 43 años de edad, respectivamente, seguidos por Chile en los niveles de profesionales y soporte, con 39 y 40 años, respectivamente;
** que “la igualdad de género es un buen negocio”, ya que “más del 50% de las compañías que implementaron iniciativas afirmaron que sus beneficios financieros aumentaron por encima del 15%”, de acuerdo con Victoria Giulietti, coordinadora regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del Programa “Ganar-Ganar”.
Esta afirmación fue argumentada con una encuesta realizada a 316 pequeñas, medianas y grandes empresas radicadas en el país, tanto nacionales como multinacionales.
La consultora Mercer aporta elementos contundentes que señalan la tela que hay para cortar en Argentina en la materia:
** hay actualmente un 7% de mujeres en la gerencia general;
** 16% son directoras;
** 25%, gerentas senior, y
** 30%, gerentas.
En materia de salarios, mientras en la base de la pirámide son muy parecidos ($ 41.173 las mujeres y $43.251 los hombres), en lo más alto de la dirección el margen se incrementa: $372.307 las mujeres y $470.345 los hombres en la gerencia general; $253.764 las directoras y $272.096 los hombres con el mismo cargo.
Se comienza a notar, sin embargo, el efecto que ha estado teniendo, los últimos años, la prédica en torno de la igualdad de género: un nuevo informe del portal de búsquedas laborales Bumeran es elocuente en cuanto a que, de 12 meses a esta parte, el salario medio requerido por las mujeres aumentó un 40% y el de los hombres 41%, con lo que la diferencia salarial entre ambos géneros se ubica ahora 16% en favor de los hombres.
Se acrecienta la brecha con el seniority del puesto. En las posiciones junior, los hombres pretenden un salario 3% superior a las mujeres, en tanto en las de jefe/supervisor, el diferencial alcanza el 18%.
Damas menos gratis
La mujer se anima cada vez más a postularse para cubrir vacantes, y ya alcanza al 53% del total general, pero se desinfla a medida que se incrementa el seniority ofrecido: cuando se pide jefe, por cada 10 postulaciones 3 son de mujeres.
La relación se amplía a menos de 1 de cada 10 cuando la convocatoria es para Ingeniería Mecánica y Eléctrica -Electrónica, al revés de lo que sucede con Administración y Finanzas, donde se presentan 7 de cada 10.
La mayor diferencia salarial según género se da en Tecnología y Sistemas, área en la que los hombres pretenden ganar 25% más que las mujeres.
Sin embargo, el informe de Mercer indica que la incorporación de nuevas tecnologías podría generar un aumento en la participación de las mujeres en actividades remuneradas, lo cual no necesariamente significa mayor calidad del empleo ni de calidad de vida.
Por el contrario, insiste en que deben ser incorporadas algunas políticas para evitar mayor precarización laboral y sobrecarga de trabajo, de modo que no se incrementen las brechas actuales entre ambos géneros.
Otro indicio de que esta discriminación no será perdurable, que se suma al cálculo de la OIT de que la presencia femenina hace subir 20% la rentabilidad, es que las mujeres tienen mejores credenciales educativas, por representar el 60% de las egresadas universitarias, y a pesar de ello, apenas 2 de cada 10 empresas en tienen mujeres que ejercen la función de CEO.
El gran aumento en la participación de las mujeres en actividades remuneradas en los últimos 30 años surge asimismo del documento Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe (octubre 2019), lanzado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La tasa de participación promedio de América Latina para mujeres de 15 años y más aumentó en 11 puntos porcentuales, un ritmo superior al de otras regiones. Sin embargo, aún se observan grandes diferencias entre países, tanto en su ritmo de crecimiento como en los niveles de participación laboral femenina alcanzados, y un rezago significativo respecto de los países desarrollados.
A pesar de su reducción reciente, en 2018 la brecha de la tasa de participación de las mujeres con respecto a los hombres todavía alcanzó en promedio 25,9 puntos porcentuales, indica la publicación.
El perfil de consumidor existente en 1996/1997 se modificó radicalmente y exige un enfoque distinto, un toque femenino, quizá, para revalidarlo: si en aquel momento, los gastos en alimentos y bebidas no alcohólicas representaban el 28,8% de las erogaciones de un hogar promedio, hoy bajaron al 22,6%.
O sea, 6,2 puntos menos que se transfirieron al transporte -fue del 112% a 142%- y a comunicaciones, que de ser de apenas el 2,6% saltaron al 5,2% actual, conforme a la Encuesta de Gastos de Hogares del Indec, publicada en noviembre de 2019.