El asesinato del agente de la Policía Federal (PFA), Juan Pablo Roldán, volvió a poner en el centro de la escena el debate sobre el uso o no de las pistolas Taser que, en algunas jurisdicciones, ya se encuentran en el país.
Los disparadores que volvieron a poner el tema fueron las declaraciones de la viuda del efectivo asesinado, como también de su madre, que remarcaron que los agentes policiales tienen miedo de utilizar su arma reglamentaria.
A su vez, desde Juntos por el Cambio se encargaron de vitalizar un video del ex presidente Mauricio Macri que en 2010, cuando como jefe de Gobierno empezó a sondear la posibilidad de que la entonces Policía Metropolitana las utilice, afirmaba que con un sólo caso de un policía que muera por un ataque de arma blanca ya era suficiente como para darles modos no letales de neutralizar amenazas.
Ayer, en el propio Gobierno, hubo voces disímiles. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, reclamaron su utilización, aunque el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, aclaró que por ahora están descartadas.
Pero, al margen de la disputa mediática, lo cierto es que algunas jurisdicciones en el país ya compraron, o están en proceso de hacerlo. A nivel nacional, el ministerio de Seguridad adquirió 90 pistolas Taser el año pasado.
El Gobierno de la Ciudad, por su parte, se encuentra en el medio de una licitación para comprar cerca de 300. “Nuestra intención es equipar con estos instrumentos tipo Taser a nuestra Policía, como una herramienta más para cuidar a los que nos cuidan. Por eso di la instrucción de reiniciar el proceso de compra de 300 de estas unidades”, confirmó el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, en diálogo con el diario Clarín.
