Pedro Miranda héroe de la República Argentina condecorado con “La Cruz la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”

Desarmó en soledad una bomba activada dentro del buque Formosa en la Bahía San Sebastian, luego cuatro bombas Mark 82 de un avión A-4Q Skyhawk accidentado en la Base Aeronaval Río Grande. Posteriormente desarmó una bomba evitando que estallara y se produjera un desastre en Río Grande, ya que estaban los aviones cargados de bombas junto a, los pilotos y personal de mecánico,a metros de un polvorín con 600 bombas, la torre de vuelo y la planta de aero-combustible.

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Pedro P. Miranda es mécanico armero, suboficial principal (R) de la Fuerza Aérea Argentina condecorado  con el máximo reconocimiento de la República Argentina “La Cruz la Nación Argentina al Heroico Vallr en Combate” por su heroísmo, arrojo y abnegación al ofrecerse como voluntario y actuar por convencimiento propio como desarmador de explosivos, primero desarmando en solitario, una bomba activada dentro del buque argentino Formosa, en la Bahía San Sebastián (Tierra del Fuego),  posteriormente desactivando bombas de un avión A-4Q de la Aviación Naval que había aterrizado en la la Base Aeronaval Río Grande y dañado su tren de aterrizaje chocando las bombas con el terreno, y finalmente en el penúltimo día de la guerra, al desactivar rápidamente una bomba que notó se había activado accidentalmente y estaba a punto de estallar en la Base Aeronaval Río Grande.

Durante la guerra de las Malvinas Pedro Miranda fue desplegado en la Base Aeronaval Río Grande como integrante de la dotación de la Escuadrilla Aeromovil  de aviones IAI Dagger de la Fuerza Aerea Argentina “las Avutardas Salvajes”. por su heroísmo, arrojo y abnegación al ofrecerse como voluntario y actuar por convencimiento propio como desarmador de explosivos, primero desarmando en solitario, una bomba activada dentro del buque argentino Formosa, posteriormente desactivando bombas de un avión A-4Q de la Aviación Naval que había aterrizado en la base y dañado su tren de aterrizaje chocando las bombas con el terreno, y finalmente en el penúltimo día de la guerra, al desactivar rápidamente una bomba que notó se había activado accidentalmente y estaba a punto de estalla

El 2 de mayo de 1982 el buque de la Empresa Líneas Marítimas Argentinas Formosa que transportaba combustible y armamento para las tropas argentinas en Malvinas es atacado desde el aire, siendo alcanzado por una bomba que termina depositada y sin estallar en la bodega del buque, es así que se retira de la zona de bloqueo en aguas de Malvinas buscando refugio en la Bahía San Sebastián ubicada al norte de Río Grande en la Isla Grande de Tierra del Fuego.

El jefe del Sector de Defensa Río Grande, comodoro Carlos Enrique Corino recibe la orden de enviar un especialista en armamento al barco para desactivar la bomba.

El Suboficial Principal Pedro P. Miranda se ofrece como voluntario para proceder a desactivar la bomba situada en la bodega y salvar el buque argentino.

Pedro Miranda es trasladado desde Río Grande por la ruta nacional Nro. 3 hasta la bahía San Sebastián y desde la costa, por mar, al Formosa donde es recibido en cubierta por el comandante del buque. Allí le indican la bodega donde se encontraba la bomba, y en soledad procede a desactivarla.

El Suboficial Miranda comenta “Me indican la bodega donde se encontraba la bomba, y bajo solo a la bodega, la bomba había sido inmovilizada con maderas y bolsas. Al ver la bomba la reconozco tratándose de una bomba de 250 Kg. con paracaídas de frenado, que ha sido lanzada con espoleta de Ojiva y por un avión de la Fuerza Aérea.

Una vez que veo como se presentaba la situación (la espoleta con el golpe en la tapa de la bodega se había roto y las mayoría de las piezas estaban incrustada en el interior de la bomba), me dispongo a retirar los trozos de espoleta. Lentamente trabajando con las pocas herramientas que tenia y alumbrándome con una linterna, que la sostenía con la boca, comienzo a retirar trocitos por trocitos cada parte de la espoleta, trabajo con aparente serenidad, con temor, mirando de a rato las fotos de mis hijos “me parece que ellos me piden calma”, trabajo extrayendo pieza por pieza lo que quedaba de la espoleta, el tiempo parece interminable, a pesar de la baja temperatura estaba mojado de transpiración fría. En varias oportunidades tuve que parar, tranquilizarme, hasta que por fin la bomba quedo inactiva.

Subí a cubierta y le informo al Capitán Gregorio que ya no corrían peligro. De regreso a la Base Aeronaval de Río Grande le doy la novedad al Jefe del Sector Comodoro Corino informándole la procedencia de la bomba y como había quedado desarmada”.

Pocos días después, ocurrió un caso muy parecido con la fragata inglesa HMS “Antelop”, la que fue atacada también por aviones argentinos de la Fuerza Aérea, quedando una bomba sin explotar en su interior, especialistas Ingleses en armamento intentaron desactivarla, pero con resultado totalmente adverso, la bomba les exploto, muriendo todos ellos, algunos tripulantes del barco y finalmente la “Antílope” en pocas horas se hundió en el Océano Atlántico Sur.

El 23 de mayo despegan de Río Grande una escuadrilla de aviones Dagger de la Fuerza Aérea Argentina y una escuadrilla de A-4Q de la Armada Argentina para enfrentar a la flota británica en el denominado callejón de San Carlos. Luego de atacar varios objetivos de la Royal Navy, al aterrizar en Río Grande el avión naval matrícula 3-A-306 al mando del capitán Zubizarreta, como consecuencia del peso producido por las bombas enganchadas en su fuselaje, el combustible, y las condiciones climatológica que afectaban la pista, reventó una cubierta y comenzó a desviarse de su corrida saliendo de la pista.

El Capitán Zubizarreta se eyectó pero el asiento no alcanzo a tomar altura necesaria para que el paracaídas completara su apertura por que el cohete impulsor falló en su combustión, impactando en el suelo. Fue trasladado al Hospital Regional Río Grande, donde falleció pocas horas después.

En esos momentos se aproximaban cuatro aviones Dagger que retornaban de atacar a la flota, por lo cual la presencia de las bombas sobre pista constituía un peligro para la escuadrilla que se encontraba al límite de combustible. Sólo les quedaban 10 minutos de combustible y no tenían donde aterrizar. Esta situación hacía que fuera inminente la eyección de los pilotos y la perdida de los aviones de la Fuerza Aérea.

El Capitán de la FAA Robles procede a desactivar los cañones de 20 mm del avión siniestrado mientras el Suboficial Pedro Miranda – junto al Suboficial Mayor (R) de la Aviación Naval Carlos Guardia- procedió a desarmar las cuatro bombas Mark 82 de un avión A-4Q Skyhawk del Capitan Zubizarreta accidentado en pista. Este hecho permitió liberar la pista de aterrizaje y el aterrizar a los IAI Dagger que se encontraban en el aire ya sin combustible.

Pedro Miranda comenta “Yo me encontraba en un local del aeropuerto que habíamos acondicionado como taller de armamento, llega el Primer Teniente Galetti, y me dice que me llama el Capitán Robles, salimos y nos dirigimos al avión accidentado, el Cap. Robles estaba desarmando los cañones de 20 mm del avión A-4Q de la Armada accidentado.

Personal de la Armada habían despejado toda el área donde estaban las bombas y el avión.

El capitán Robles me dice que los Dagger venían de regreso, y que solo le quedaban 10 minutos de combustible, “o desarmamos las bombas o les tengo que decir que se eyecten”, yo le digo que las bombas son de la Armada, Robles me dice “ellos no la desarman, si vos no lo haces tienen que eyectarse apenas ingresen a la costa”. Inmediatamente ni lo pienso solo le contesto a Robles “deciles que vengan, yo las desarmo”.

Acto seguido me dirigí a las bombas, desarmo una bomba retirándole la espoleta, alejo a esta aproximadamente 30 metros del lugar de las bombas, regreso hago lo mismo con una segunda bomba, cuando en ese momento se me acerca un suboficial armero de la Armada, él me dice, decime como lo haces que te ayudo, le contesto “mira que si yo fallo te llevo conmigo y si fallas vos me llevas a mí” él me responde “no hay problema”.

El se pone en una de las bombas aun armadas y yo en la otra, yo trabajaba en una y le iba diciendo lo que hacía para que él hiciera lo mismo en la otra bomba, de esa forma entre ambos desarmamos al mismo tiempo las últimas dos bombas, cuando salíamos con las dos espoletas, los Dagger estaban a punto de aterrizar, casi sin combustible”

El 13 de junio la escuadrilla de aviones Dagger recibe la orden de cambiar las espoletas de las bombas Alaveses de 250 kg. con el objetivo de atacar objetivos en tierra. Mientras trabajaban en el cambio de espoletas en avión Dagger C-418 y encontrándose junto al avión el Capitán Roberto Jannett y el Cabo Horacio Geuna, accidentalmente se armó una espoleta de una bomba situada en el Dagger C-418 pero el suboficial Miranda logra retirar velozmente la espoleta evitando la detonación, lo que evitó gran desastre en la base de Río Grande, ya que estaban todos los aviones cargados con bombas -los pilotos y el personal mecánico junto a los aviones- además de encontrarse a metros de un polvorín de campaña con 600 bombas, la torre de vuelo y la planta de aero-combustible.

Con el material explosivo y el combustible, el desastre hubiera que hubiera ocurrido en la Base Aeronaval Río Grande hubiera sido peor que el sucedido en la fábrica militar de Río Tercero.

Terminado el conflicto, fue otorgada la Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate, que es la máxima distinción militar que otorga la República Argentina al Suboficial Principal Pedro Miranda.

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