No es cierto que somos más productivos a la mañana que a la noche

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Un estudio se propuso medir cuánto afectan el estrés y la procastinación a nuestra “hora lúcida”

Desde muy chicos nos enseñan a despertarnos temprano y estar listos para nuestras actividades. Pero un nuevo estudio explica que la mañana no necesariamente está libre de distracciones, del mismo modo que la noche también puede ser un momento útil de la jornada. Para explicarlo, la publicación Journal of Experimental Social Psychology pone el foco en el uso del estrés como una excusa para no cumplir con las obligaciones las 24 horas del día.

Más del 95% de las personas demoramos, en mayor o menor medida, las obligaciones de nuestra vida cotidiana. Sobre este fenómeno, al que recientemente reconocimos como procastinación, los investigadores de la Universidad de Indiana explican que tiene que ver con un auto sabotaje. Luego de definirlo se preguntaron, ¿afecta más a las personas que madrugan o a las que se quedan activas hasta tarde?

Trabajar de noche para algunos es imposible, mientras para otros resulta natural

El estrés y el rendimiento

Para responderlo, reunieron a 237 estudiantes para un supuesto test de inteligencia. Dos semanas antes del test, los hicieron completar cuestionarios para evaluar su ritmo circadiano (reloj interno) y su tendencia a auto boicotearse. Sin ver las respuestas, los evaluadores les asignaron tests a las 8 de la mañana y a las 8 de la noche al azar.

A la mitad de los participantes se les dio una oportunidad para sabotear su rendimiento: una nota en el margen del test que decía que si estaban estresados eso se iba a reflejar en los resultados. A los otros, en cambio, no se les facilitó ninguna excusa y se les aclaró que sus niveles de estrés no iban a tener ninguna consecuencia sobre el rendimiento. A este segundo grupo le fue mucho mejor.

Los resultados del test fueron muy llamativos: los que dijeron ser buenos a la mañana y recibieron la advertencia de que el estrés iba a afectar sus resultados, se estresaron más y rindieron peor. Su idea de “hora lúcida” se convirtió en su gran enemiga.

Es decir que por querer cumplir con un rendimiento esperado para ese momento del día, se auto sabotearon. Lo que quisieron demostrar entonces es que el auto boicot, y la procastinación requieren de cierto planeamiento, no son un accidente ni tienen que ver solo con algo biológico.

“En vez de preocuparse por el horario en el que hacemos las cosas, la mejor estrategia es trabajar para evitar el auto boicot con prácticas saludables y ayuda”, explicó Julie Eylink, psicóloga social autora del estudio.

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