Litio: recurso estratégico para nuestro país

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Considerado por los especialistas como el “oro blanco” o el “oro del siglo XXI”, el litio aparece hoy como una esperanzadora alternativa para reemplazar a los combustibles contaminantes. Alimenta los sueños de prosperidad de un puñado de países en cuyos territorios se asientan las mayores reservas mundiales de este mineral. Y la Argentina es uno de ellos. En esta nota, cinco especialistas de la Universidad Nacional de La Plata aportan su mirada sobre el valor estratégico del litio para la región

El litio, el metal más liviano de la Tabla Periódica de los Elementos, fue descubierto en 1817. Más de 200 años después logró transformarse en el protagonista excluyente de la actual revolución tecnológica, a partir de su utilidad para el desarrollo de baterías para dispositivos móviles, como celulares, tablets y laptops. Mineral clave en la fabricación de sistemas de almacenamiento de energía más eficientes, limpios y ligeros, dio un impulso vital a la aparición de vehículos híbridos y eléctricos. Ya no se trata del futuro, es el presente.

Cinco especialistas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ofrecen su mirada sobre el valor estratégico del litio para Argentina y para la región, y abren el debate sobre los aspectos más cruciales de este fenómeno: los límites a la explotación, la protección de los recursos naturales, la falta de legislación y el rol de la ciencia local para la consolidación de políticas soberanas en torno a la explotación y desarrollo tecnológico.

En el norte del territorio argentino se asienta una de las mayores reservas de litíferas del planeta, lo que ubica a nuestro país en el cuarto lugar entre los principales productores de litio a escala global. Conforma, junto a Chile y Bolivia, el Triángulo del Litio, en cuya geografía sobresalen el Salar de Hombre Muerto de nuestro país, el de Atacama, en Chile y el de Uyuni, en Bolivia.

Como si se tratara de un territorio especialmente bendecido por la naturaleza, los salares de estos tres países concentran el 85% de las reservas de litio de fácil extracción del planeta. Sus cuencas salinas son también fuentes de potasio, boro, magnesio, además de sulfatos, carbonatos y cloruros de sodio, entre otras sales de interés económico. Con más de 870.000 hectáreas disponibles para explotación, según datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), las reservas nacionales de litio se concentran en tres provincias: Catamarca (Salar de Hombre Muerto, Salar de Antofalla), Salta (Salar del Rincón) y Jujuy (Salar de Olaroz, Salar de Cauchari). Se estima que allí se esconde entre el 10 y 12 por ciento del total de las reservas del mundo.

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