El kirchnerismo permitió que el empresario Cristóbal López acumulara una deuda por más de $ 8000 millones con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), pasivo que parece tornarse impagable para las empresas del grupo Indalo, hoy en plena crisis societaria.
Todo surge de una investigación llevada a cabo por Hugo Alconada Mon, para el diario La Nación. Según cuenta en la nota, el dinero que retuvo Cristobal López sirvió para expandir el conglomerado de empresas al que bautizó Grupo Indalo. En otras palabras, López no impulsó el crecimiento de su imperio con las ganancias del juego -divisas que mandó en parte al exterior para, por ejemplo, comprar un casino en Florida, Estados Unidos-, sino que lo hizo con fondos que debió girar al Tesoro nacional.
Ante la prensa, el ahora ex socio de Cristobal López, Fabián De Sousa, sólo sostuvo que la deuda impositiva acumulada “no es tan grande” y que cuentan con “ingreso de caja suficiente” para afrontarla, aunque reconoció que no pudo pagarla durante 2013, 2014 y 2015 por diversos problemas de la macroeconomía. Afirmó además que sólo se limitó a utilizar “todos los mecanismos legales disponibles para financiarse”.
Con ese dinero, el empresario K financió primero la compra de Inversora M&S SA, que recibió $ 3300 millones y desde allí comenzó a comprar activos o financiar sus operaciones, lo que explicó la compra de medios de comunicación, el banco Finansur y fábricas como Paraná Metal.
Otro rivete de la investigación de Alconada Mon que reafirma los lazos entre Cristobal López y la familia Kirchner es que la sobrina de la ex presidenta -e hija de la gobernadora Alicia Kirchner-, Romina Mercado, trabaja desde febrero de 2012 y hasta hoy en Inversora M&S SA, al mismo tiempo que tomó las riendas como presidenta del directorio de Hotesur, la sociedad controlante del Alto Calafate, según los registros laborales y societarios.
