Parecen bebés de verdad, de carne y hueso. No solo a simple vista, sino también si se los mira en detalle. Pero no lo son. Se llaman “bebés reborn” y son superrealistas. “Cada muñeco es una pieza de arte”, asegura la fabricante Valeria Knust (39), que además de ser furor en las redes, es blanco de críticas despiadadas por su fascinante y minucioso trabajo de humanización de objetos.
Estos bebés de juguete están hechos de un vinilo especial que imita una piel suave y hasta deja ver algunas venitas o manchitas de nacimiento. Tienen cabello cuidadosamente injertado, ojos de cristal con pestañas y lágrimas falsas, una nariz y boca detalladamente esculpidas, y extremidades rellenas para que tengan el mismo peso que un bebé real. “En promedio pesan dos kilos y medios”, precisó Valeria, aunque también suele hacer modelos más pequeños a pedido de los clientes.
La mayoría de sus compradoras son mamás que se los obsequian a sus hijas pero también hay mujeres que los adquieren para coleccionar, revender o alquilar para producciones de fotos, videos o películas. Pero en otros casos se los usa para determinadas terapias, y es ahí donde se genera la controversia. Hay psicólogos que recomiendan a estos bebés para afrontar un duelo ante la pérdida de un hijo o para sobrellevar los problemas de concebir uno.
“De hecho, el primer bebé que vendí fue para una nena que estaba haciendo un tratamiento en el Hospital Garrahan. La mamá se lo compró con un fin terapéutico. Me contó que cuando llegaba al hospital le mostraba con orgullo su muñeca a los médicos y enfermeras. Sentí que aporté mi granito de arena para que se sintiera mejor. Si bien para la mayoría es solo un juguete para otros es un gran acompañamiento”, ejemplificó.
Los bebés reborn que fabrica Valeria llegaron a ser TT en la red social X. No solo por su aspecto hiperrealista sino también por la frase que eligió para acompañar ese video. “Estos bebés ya los podés comprar en Argentina”, escribió mientras mostraba las manos de una mujer maniobrando al muñeco, que hasta se le movía la cabecita como si fuese un bebé recién nacido.