Estos hábitos están arruinando tu dieta sin que te enteres

Si estás haciendo dieta y ejercicio pero no te da resultado, puede que estés cometiendo sistemáticamente alguno de estos errores

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Supongamos que estás a dieto y te ejercitás regularmente: ¿Por qué no podés bajar de peso? Porque esas no son las únicas rutinas que llevás a cabo, también puede que estés repitiendo patrones no tan sanos que no te dejan adelgazar.

Prestá atención a las posibles causas:

No saber cuántas calorías ingerís

No te estamos diciendo que te obsesiones leyendo etiquetas, pero el hecho de no conocer siquiera el aproximado de calorías que se añaden en cada ingesta puede ser peligroso.

Lo bueno es que en la actualidad hay aplicaciones móviles que te ayudan sobremanera. Solo tienes que colocar el platillo y la ración y listo. Al finalizar el día te dirá cuánto has consumido.

Comer solo y distraído

Mirar la televisión mientras cenamos es una muy mala idea, porque el cerebro no tiene la capacidad de indicar cuándo el estómago está satisfecho. Lo mismo parsa si estamos leyendo: en la medida de lo posible, tratá de mantenerte concentrado a la hora de la comida. 

Por otra parte, hay estudios que indican que comer en familia o con amigos hace que consumamos menos alimentos. Esto es así porque en el encuentro se establecen conexiones emocionales y se es más consciente de lo que se ingiere.

Consumir todo bajas calorías

¿Vas al supermercado y elegís todo lo que tenga etiqueta verde y diga “0%”, “light” o“sin grasas”? Según un estudio de la Universidad de Cornell, las personas que consumen productos “de dieta” ingieren casi un 30% más de calorías que si escogieran productos normales o regulares.

En la mayoría de estos alimentos la grasa se remplaza por azúcar o por aditivos químicos. Así, es mejor una pequeña ración de un alimento “común” que varias de uno “dietético”.

Comer en platos grandes

 

Nos dicen que podemos consumir un plato de pastas en el itinerario de la dieta, pero no dicen qué tan grande… ¿no? No hagas trampa: está comprobado que uno suele comer todo lo que hay en el plato, por lo que si el recipiente es grande, comerás más.

Lo mismo se aplica a los tamaños de las porciones en los restaurantes o locales de comida rápida.

Por ejemplo, en Estados Unidos el combo más pequeño de hamburguesa y patatas fritas es el más grande que se ofrece en Francia.

Dormir poco (o mal)

El insomnio y el estrés son los peores amigos de las dietas. Cuanto menos duermas, más vas a comer. No solo porque permanecerás más tiempo despierto (lo que te da tiempo para comer de noche, aunque no te lo propongas), sino porque el cuerpo necesita el descanso para restablecerse y recuperarse de lo hecho en el día.

Y otra cosa interesante: el metabolismo energético y la producción de ciertas hormonas relacionadas al sueño y la vigilia pueden ser los culpables de que tengas hambre todo el tiempo.

Rodearte de gente obesa

Así como una cena en familia puede ser beneficiosa, también las relaciones personales nos pueden traer consecuencias positivas o negativas. Por ejemplo, si nuestra pareja, nuestros mejores amigos y nuestros compañeros de la oficina están excedidos de peso, es más probable que nosotros también lo estemos.

No es que se contagien los kilos, pero si los hábitos. Habr{a más probabilidad de que te cueste bajar de peso si cada vez que te juntas con tus colegas vas a comer a un “diente libre”, o si con tu pareja la salida “fija” es salir a comer, con postre incluido.

No desayunar

Saltearse el desayuno no es para nada bueno. En primer lugar, porque el cuerpo precisa energías desde que se levanta para poder llevar a cabo todas sus actividades y, además, porque de esta manera estás incentivando al estómago a pedir comida a cada rato.

Haz la prueba de desayunar bien antes de salir de casa y te darás cuenta de que hasta el mediodía no sentirás apetito, y tené en cuenta que un buen desayuno está compuesto por:

  • Una taza de cualquier infusión (té, café)
  • Una ración de hidratos (galletas, tostadas)
  • Lácteos, cereales y frutas.

No planificar la comida

Si estás yendo al nutricionista, seguro que te dió un plan de comidas para que vayas mezclando.El error está en no pensar qué vamos a combinar con qué, o no comprar por adelantado lo que necesitamos para cocinar, porque eso nos hace comer lo que esté más a mano.

Prepará la comida para varios días y freezala. No cocines sobre la hora y teén a disposición diferentes ingredientes naturales.

A su vez, es importante que varíes el menú para no aburrirte y para que el cuerpo no se acostumbre. Si comes un platillo diferente al día el organismo tendrá que trabajar más para aprovechar cada uno de los componentes.

 

 

 

 

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