En un día clave, Turquía reafirma su rechazo al ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN: “Que ni se molesten”

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La nota discordante con el amplio apoyo que han recibido Suecia y Finlandia la ha puesto Turquía, que parece no estar muy dispuesta a dar su visto bueno a esta ampliación de la OTAN, tal y como ha reiterado este mismo miércoles el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien incluso pidió a las delegaciones de ambos países nórdicos que ni se molestarán en intentar convencerles.

El mandatario turco sostiene que Suecia y Finlandia albergan a personas que supuestamente están vinculadas a grupos terroristas, concretamente el grupo militante Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y los seguidores de Fethullah Gulen, a quien Ankara acusa de orquestar un intento de golpe de Estado en 2016.

“Tenemos la sensibilidad de proteger nuestras fronteras de los ataques de las organizaciones terroristas”, dijo Erdogan este miércoles a los legisladores de su partido gobernante, el AK, en el Parlamento.

Erdogan remarcó que los aliados de la OTAN nunca han apoyado a Turquía en su lucha contra los grupos militantes kurdos, incluido el YPG kurdo sirio, que Ankara también considera un grupo terrorista estrechamente vinculado al PKK. “La expansión de la OTAN sólo tiene sentido para nosotros en proporción al respeto que se mostrará a nuestras sensibilidades”, zanjó.

La emisora estatal turca TRT Haber reportó el lunes que Suecia y Finlandia no habían concedido la aprobación para la repatriación de 33 personas que Turquía solicitó.

“¿Así que no nos devuelven a los terroristas pero nos piden el ingreso en la OTAN? La OTAN es una entidad para la seguridad, una organización para la seguridad. Por lo tanto, no podemos decir ‘sí’ a esta organización de seguridad si se nos priva de ella”, aseveró el presidente turco.

Erdogan llegó a sugerir que Finlandia y Suecia ni se molesten en enviar delegaciones para negociar. ”Dicen que vendrán a Turquía el lunes. ¿Vendrán a persuadirnos? Que nos disculpen, pero que no se molesten”, expresó.

Optimismo

No obstante, el embajador sueco cree que esta reticencia, a simple vista enconada, no impedirá que se logren sus aspiraciones, debido al gran apoyo del resto de la Alianza. “Hemos tomado nota de todos los comentarios. Hay que tomarlos en serio, pero tampoco temer que eso pueda impedir nuestra entrada”, ha dicho.

En ese sentido, cree que los “muchos comentarios” de Ankara sobre este asunto hacen “difícil saber cuál es su opinión exacta” y confía en que se logren avances aprovechando que el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu; el presidente finlandés, Sauli Niinisto; y la primera ministra sueca, Magdalena Andersson coincidirán estos días en Washington.

El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía Mevlut Cavusoglu
El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía Mevlut Cavusoglu

El secretario de Estado, Antony Blinken, se reunirá hoy con su homólogo turco en Nueva York en un nuevo esfuerzo por aclarar la posición de Ankara. Subrayando la sensibilidad de la delicada diplomacia que se requiere para tratar con un aliado potencialmente recalcitrante, la administración Biden parece haber tomado la decisión de ignorar a Erdogan. En su lugar, la administración se está centrando en los comentarios realizados en reuniones a puerta cerrada por funcionarios turcos de menor rango.

“No nos corresponde hablar en nombre del gobierno turco”, dijo el martes en repetidas ocasiones el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en respuesta a múltiples preguntas sobre cuál es la posición que Estados Unidos entiende que tiene Turquía y si este país ha exigido algo a Estados Unidos a cambio de aceptar la adhesión de Finlandia y Suecia.

Un proceso de meses

Lo que está en juego para Estados Unidos y sus socios de la OTAN es la oportunidad de responder a la invasión rusa de Ucrania fortaleciendo y ampliando la alianza, justo lo contrario de lo que el presidente Vladimir Putin esperaba conseguir al iniciar la guerra.

Pero las sugerencias de Erdogan de que podría hacer descarrilar las esperanzas de adhesión de Suecia y Finlandia también ponen de relieve una posible debilidad que Putin ha intentado explotar en el pasado: la naturaleza poco manejable de la alianza gestionada por consenso, en la que un solo miembro puede bloquear acciones apoyadas por los otros 29.

Inicialmente visto en Washington y otras capitales de la OTAN como una distracción menor fácil de resolver para el proceso de ampliación de la alianza a raíz de la invasión rusa de Ucrania, las voleas verbales de Erdogan hacia Finlandia y Suecia están atrayendo más preocupación ya que las dos naciones nórdicas presentaron solicitudes formales el miércoles con la esperanza de unirse lo más rápido posible

Incluso si se superan, las objeciones de Turquía, que es el único de los 30 miembros de la OTAN que ha planteado reservas sobre la expansión hasta ahora, podrían retrasar la adhesión de Finlandia y Suecia a la alianza durante meses, sobre todo si otras naciones siguen su ejemplo buscando concesiones para sus votos.

El proceso de adhesión suele tomar entre ocho y doce meses, pero la OTAN quiere moverse deprisa dada la amenaza rusa que pende sobre la cabeza de los dos países.

Líder imprevisible

Erdogan, que se ha vuelto cada vez más autoritario a lo largo de los años, es conocido por ser un líder imprevisible y ha habido ocasiones en las que sus palabras han estado en clara contradicción con lo que han dicho los diplomáticos turcos u otros altos cargos de su gobierno.

Fotografía de archivo del presidente turco Recep Tayyip Erdogan escuchando al presidente ruso Vladimir Putin durante su reunión en la residencia Bocharov Ruchei en Sochi, Rusia, el miércoles 29 de septiembre de 2021. (Vladimir Smirnov, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, File)
Fotografía de archivo del presidente turco Recep Tayyip Erdogan escuchando al presidente ruso Vladimir Putin durante su reunión en la residencia Bocharov Ruchei en Sochi, Rusia, el miércoles 29 de septiembre de 2021. (Vladimir Smirnov, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, File)

“No excluyo una posible desconexión entre los diplomáticos turcos y Erdogan. En el pasado ha habido ejemplos de esa desconexión”, dijo Barcin Yinan, periodista y comentarista de la política exterior turca. Dijo que hubo una “desconexión” entre Erdogan y el Ministerio de Asuntos Exteriores el año pasado, cuando el líder turco amenazó con expulsar a 10 diplomáticos occidentales, incluido el embajador de Estados Unidos, al que acusó de inmiscuirse en el poder judicial de Turquía.

Por ejemplo, el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo a los periodistas en Berlín el domingo, tras las conversaciones con funcionarios turcos, que “Turquía ha dejado claro que su intención no es bloquear el ingreso”. Mientras tanto, Blinken y otros ministros de Asuntos Exteriores, entre ellos la principal diplomática alemana, Annalena Baerbock, expresaron su absoluta confianza en que todos los miembros de la OTAN, incluida Turquía, darían la bienvenida a los dos recién llegados.

Sin embargo, el lunes, Erdogan sorprendió a muchos al redoblar sus críticas a Finlandia y Suecia, acusándolas de apoyar a los militantes kurdos y de imponer restricciones a las ventas militares a Turquía.

“Ninguno de los dos países tiene una postura abierta y clara contra las organizaciones terroristas”, dijo Erdogan. “No podemos decir ‘sí’ a los que imponen sanciones a Turquía, al ingreso en la OTAN, que es una organización de seguridad”.

Recomponer lazos con EE.UU.

Gonul Tol, director del programa de Turquía en el Instituto de Oriente Medio, dijo que aunque Erdogan suele hablar con dureza, al final suele recapacitar y hacer lo “racional”. “Erdogan es imprevisible. Pero al mismo tiempo, es un actor muy pragmático”, señaló y matizó que a Erdogan le gusta negociar y presiona con “exigencias maximalistas” durante las negociaciones. “Acaba conformándose con mucho menos que eso”.

Señaló que los agravios de Erdogan con los países occidentales en relación con los kurdos no son nuevos y que las tensiones entre Turquía y Estados Unidos sobre los suministros militares vienen de lejos.

El presidente estadounidense Joe Biden con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan
El presidente estadounidense Joe Biden con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan

Tras ser excluida del programa de desarrollo de aviones de combate avanzados F-35 después de comprar un sistema de defensa aérea ruso, Turquía ha estado presionando a Estados Unidos para que le venda nuevos cazas F-16 o, como mínimo, para que renueve su flota actual. Esta semana se están celebrando en Washington debates sobre ambas cuestiones y algunos funcionarios creen que, aunque no están relacionadas con la cuestión de la ampliación de la OTAN, las resoluciones sobre cualquiera de ellas podrían ayudar a persuadir a Erdogan de que abandone sus objeciones.

Tol coincidió: “Esto ocurre en un momento en el que está tratando de recomponer los lazos con Washington, cuando Turquía está involucrada en negociaciones para convencer al Congreso de que venda F-16 a Turquía. Es un momento en el que Erdogan está tratando de pulir su imagen como aliado valioso. Y es un momento en el que la invasión de Ucrania le ha dado la oportunidad de acercarse a las capitales occidentales. Así que, en este contexto, sería un paso muy dramático que Turquía vetara de hecho la solicitud de Finlandia y Suecia”.

Agencias AFP, AP y Reuters

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