El futuro brillante de los diamantes de laboratorio

Las nuevas generaciones están más dispuestas a comprar gemas alternativas por los altos costos ambientales y humanos de las tradicionales

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Con avances tecnológicos que vuelven su “cultivo” más sencillo que hace unos años y el beneplácito de las generaciones más jóvenes, los diamantes de laboratorio están dando que hablar cada vez más y se postulan como un negocio promisorio.

Una publicación de la BBC analiza sus bonanzas y también algunas debilidades de estas gemas. Según recuerda el medio inglés, en enero de 2019 llamó la atención ver a Meghan Markle con un par de aros brillantes con incrustaciones de diamantes de laboratorio. Según Sidney Neuhaus, cofundador de Kimaï, la compañía que los fabricó, le tomó solo cinco días cultivar las piedras Con sede en Amberes, la capital del negocio mundial de diamantes, tanto ella como su cofundadora Jessica Warch crecieron en familias de diamantes. A pesar de eso, decidieron separarse de los diamantes convencionales debido al costo ambiental y humanitario de extraerlos.

Los Millennials y ahora la Generación Z, que juntos son los principales compradores de diamantes para anillos de compromiso, se están alejando de ellos, con casi el 70% de los Millennials considerando comprar una alternativa cultivada en laboratorio. Cuestan, en promedio, de un 30 a 40% menos que los naturales.

Según explica el artículo, un diamante cultivado es un diamante: química, física y ópticamente idéntico a un diamante extraído. Los naturales se forjan en la presión aplastante y el inmenso calor del manto de la Tierra hace miles de millones de años. Los de laboratorio también se crean utilizando presión y calor extremos, pero dentro de una máquina.

La tecnología logró avances cruciales en los últimos años, permitiendo a las compañías cultivar diamantes de mayor calidad de manera más rápida y económica. Hoy, cuesta entre USD300 y USD500 por quilate producir un diamante cultivado, en comparación con USD4.000 por quilate en 2008, según un informe del Centro Mundial de Diamantes de Amberes. Son una tendencia de rápido crecimiento en la industria. Los jóvenes compradores se sienten atraídos por el precio, la transparencia y por razones medioambientales, y este segmento del mercado aumenta entre un 15% y un 20% anualmente.

Un informe de la consultora Frost & Sullivan mostró que los diamantes extraídos requieren el doble de energía por quilate que los cultivados. Aunque ni las industrias de diamantes de laboratorio ni de minas son perfectas, el precio ambiental más amplio de esta última puede ser más alto.

En un mercado complejo con aspectos grises, también se alzan voces preocupadas de que la demanda de diamantes de laboratorio podría quitarle empleos a los países en desarrollo ricos en recursos

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