Las oscilaciones de precios internacionales y las medidas tomadas por los gobiernos, han alterado las diferencias de precios entre Chile y Argentina, en un bien tan valioso como son los combustibles.
Es así que mientras las gasolinas siguen siendo mucho más baratas más allá de la frontera, el Diésel se hizo más costoso en territorio transandino.
Este miércoles, la gasolina en Río Gallegos mostraba los siguientes valores: gasolina Súper costaba 48 pesos argentinos, equivalentes a 576 pesos chilenos, la gasolina Infinia costaba 58 pesos argentinos equivalentes a 696 pesos chilenos y la Infinia Diésel costaba 57 pesos argentinos equivalentes a 684 pesos chilenos.
En comparación la gasolina de 93 octanos en Punta Arenas, se vendía ayer a 820 pesos, es decir, un valor más de un 40% superior a su equivalente trasandino.
En cambio, el Diésel fijado en Argentina llega a 633 pesos, el litro versus 610 en Punta Arenas.
“El Diésel está más caro en Argentina, me acaba de informar el chofer que viene llegando de allá. Siempre cargamos en Chile, por temas contables de IVA y ahora con más razón”, comenta Carlos Estrada, presidente de la Asociación de Transportistas de Punta Arenas.
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Conversamos con Javier Arias, periodista de TVeo Río Gallegos, quien nos explicó que el precio de la gasolina es una de las buenas noticias que ha recibido la población, en medio de la difícil situación generada por la pandemia de Covid – 19. “El precio de los combustibles ha estado congelado desde comienzos de año, lo que ha sido una muy buena noticia para la población que, lamentablemente, ha sido muy afectada en los últimos años por una inflación que hasta ahora, ningún gobierno ha podido controlar”.
Como contrapartida a esta medida, la baja de precios internacionales de los combustibles ocurrida desde comienzos de año tampoco se ha traducido en precios menores a los fijados, pero Arias destaca que el hecho de mantener constante el precio de los combustibles ha sido un hecho muy positivo para la comunidad pues esto se traspasa al conjunto de la cadena productiva, mitigando así las presiones inflacionarias que afectan a la economía trasandina hace años.
