China: ” Estados Unidos dejó de ser una potencia”

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El dominio global de Estados Unidos, máximo representante del capitalismo en su modo neoliberal, está mostrando signos de agotamiento. China, con su particular modo de organización, exhibe potentes condiciones para el crecimiento económico y para gestionar con eficiencia las crisis económicas y la pandemia. El desplazamiento de la hegemonía hacia Asia se observa desde Occidente con mezcla de preocupación y admiración. El principal limitante es que el capitalismo neoliberal no puede entender el funcionamiento de otro tipo de relaciones sociales de producción, como el que se despliega en China.

En la década del ’30 el capitalismo liberal vivía una severa crisis económica al mismo tiempo que la Alemania nazi y la Unión Soviética lograban, por medio de una economía centralizada, crecer a grandes saltos. La discusión de entonces pasaba por comprender si las formas de organización del capitalismo liberal eran materialmente inferiores de otras no basadas en la competencia. Estaba claro que alcanzaba con argumentar una superioridad moral del capitalismo democrático para ganar la guerra económica.

La Segunda Guerra Mundial terminaría con el sueño totalitario de la Alemania nazi pero la competencia con la URSS siguió durante la Guerra Fría. De alguna manera el keynesianismo dio una fórmula para que la intervención estatal permitiera el crecimiento sostenido durante al menos veinte años sin sacrificar el capitalismo. 

En 1925 John Maynard Keynes, luego de una visita a la Unión Soviética, escribió una serie de artículos luego publicados bajo el nombre “Una breve mirada sobre Rusia”, donde aseguraba que el crecimiento soviético no requería al comunismo sino que podía alcanzarse en un sistema capitalista con intervención del Estado que invierta y distribuya.

Algo similar parece estar ocurriendo en la actualidad con la hegemonía estadounidense, máximo representante del capitalismo en su modo neoliberal, que muestra signos de agotamiento. Del otro lado del mundo, China, con su particular modo de organización, se muestra en condiciones de crecer, gestionar con eficiencia las crisis económicas y la pandemia. Desde este lado del mundo se observa con una mezcla de preocupación y admiración lo que ocurre a gran distancia en kilómetros, pero también en imaginarios. ¿Cómo entender a China?

Cash dialogó con el Gustavo Alejandro Girado, Magister en Relaciones Internacionales (Flacso) y Licenciado en Economía (UBA). Actualmente es profesor y director de la carrera de posgrado de “Especialización en Estudios en China Contemporánea” en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y el año pasado recibió el premio “Special Book Award of China”, otorgado por la Administración Estatal de Prensa y Publicaciones de China, por su libro ¿Cómo lo hicieron los chinos?.

El retroceso de Occidente

– ¿Se puede decir que el capitalismo se encuentra tan perplejo como cuando en la década del ’30 veía crecer a las economías centralizadas?

– Esto lo analizo por el lado de la crisis de valores y está directamente vinculado al origen de las democracias liberales de Occidente. Por supuesto no es un invento mío, se lee en otros lados donde hacen permanente referencia a la dificultad que tuvo Occidente en las últimas décadas para mostrar resultados que beneficien a los sectores más postergados. Por supuesto: hay pobreza, desigualdad, inequidad y (Thomas) Piketty muestra cómo en las últimas décadas la situación empeoró. O sea, hay más concentración y centralización del capital y la inequidad es mayor a pesar de todos los discursos de la democracia de Occidente.

– Y el crecimiento es muy escaso.

– No solo hay poco crecimiento sino que aparece más concentrado, hay más inequidad, pero además lo que demuestra es que la democracia liberal como sistema no está dando respuesta a las demandas de la gente que más representación necesita porque su voz es menos potente. Entonces aparecen los partidos marginales, minúsculos, fascistas, autoritarios por toda Europa, en lugares impensados, como por ejemplo en Suecia, y terminan teniendo representación parlamentaria.

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