Base Militar y Centro Regional de Inteligencia; entre los acuerdos secretos con EE.UU. antes de la salida de Bertone

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En una silenciada y sorpresiva visita del Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Craig Faller quien llego a Buenos Aires este miércoles 7 de abril. Procedente de Uruguay, además de realizar encuentros en esta Capital, donde fue recibido por el ministro de Defensa Agustín Rossi, viajó a Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego, lugar elegido en los acuerdos de seguridad con el pasado gobierno del derechista empresario Mauricio Macri, para instalar bases militares y un Centro Regional de Inteligencia. Esto fue denunciado por analistas, advirtiendo los peligros para la soberanía nacional que significaban estos compromisos adquiridos.

Este medio dio a conocer en diversas circunstancias los acuerdos de seguridad firmados por el gobierno de Macri (2015-2019) y sus funcionarios de Defensa y Seguridad con el Comando Sur de Estados Unidos, entre ellos la restauración de un decreto de 1995, firmado por el entonces presidente Carlos Menem para instalar una base en Tolhuin, tercera ciudad de Tierra del Fuego, destinada supuestamente a monitorear explosiones nucleares.

De la misma manera el ex ministro de Defensa de Macri, Oscar Aguad, había anunciado la instalación en Ushuaia de una base “logística” para abastecer “las misiones de exploración de la Antártida argentina”, entre otros temas. De hecho en la provincia de Neuquén, donde están los yacimientos de Vaca Muerta, fue construida una base dentro del programa de “Ayuda humanitaria” del Comando Sur, que ya había intentado instalarla en 2012, lo que no se aceptó.

En 2017, diplomáticos de Estados Unidos mencionando las inversiones de las multinacionales Chevrón y ExxonMobil en los yacimientos de Vaca Muerta habían ya monitoreado el lugar en que podría ubicar esta “base” , lo que en 2018 ya empezaría a levantarse con un costo anunciado de dos millones de dólares, bajo el manto de un sitio para la Defensa Civil de esa provincia. Este galpón de 600 metros se configuraba dentro de lo que sería ayuda humanitaria en caso de catástrofes en la llamada Autovía Norte, cercana al aeropuerto,.

En general ante la grave situación económica que dejó Macri en un país literalmente arrasado, con una deuda de más de 200 mil millones de dólares, con miles de Pequeñas y Medianas Empresas cerradas y grandes industrias paralizadas, un altísimo desempleo y casi un 50 por ciento de pobreza, el gobierno de Alberto Fernández del Frente de Todos accionó rápidamente en el caso de la deuda adquirida por Macri, agravada con un préstamo de 57 mil millones de dólares, el más alto entregado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando ya estaba a punto de dejar el gobierno, y cuyos vencimiento eran de un asfixiante corto plazo.

En este momento esas negociaciones se están realizando, pero la pandemia de coronavirus que asoló al mundo sólo tres meses después de haber asumido el gobierno de Fernández, limitó muchos de los movimientos por recuperar la producción en el país ante un panorama social denigrante.

Esto hizo que se dejaran de lado deudas como las de defensa de la soberanía nacional, violentada por los acuerdos de seguridad que penden sobre la cabeza de los argentinos tan duramente como la económica. Por eso esta visita de Faller que pasó y dejó su sello en Uruguay, país al que se ofreció y entregó “ayuda humanitaria”, un eufemismo para nombrar la injerencia directa de Washington, provoca muchas dudas en esa nación vecina, como en Argentina.

También, esta movida se inscribe en el momento en que el presidente Joe Biden ha invitado a su par argentino para un encuentro en Estados Unidos, país donde un joven y reconocido ministro de Economía, como Martín Guzmán, negocia día por día cómo se podría resolver un pago diferido de la enorme deuda que contrajo Macri, en los duros límites de la Pandemia.

Algo para recordar 

Recientemente, la Cancillería Argentina envió un comunicado en rechazo al paso de un submarino nuclear de Estados Unidos, que estaba en maniobras con Gran Bretaña, que tiene una base militar en la isla Soledad, en el archipiélago de las Islas Malvinas, apropiado por los británicos desde 1833, en un esquema colonial.

Sin embargo poco se habló de estas maniobras UNITAS en el geoestratégico espacio del Atlántico Sur, y menos aun en las condiciones peligrosas en que se encuentra esa región. Por un lado, la base británica de Mount Pleassant en la isla de Soledad, que ya es una de las tantas bases bajo dominio ilegal de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y por la base estadounidense emplazada en el Fuerte Aguayo en Concón en el sur de Chile por el Comando Sur, que financió su construcción en 2012 como un “Centro de Entrenamiento para Operaciones de Paz”, que los analistas especializados en la región mencionaron como un centro para entrenamiento en “contrainsurgencia”.

Tampoco se habló de las maniobras previstas para este año, con el ingreso de tropas especiales de Estados Unidos por Trelew, provincia de Chubut, en plan de ejercicios militares, con todas las consecuencias que esto tiene, acordadas bajo el gobierno de Macri y autorizadas entre gallos y media noche, pandemia incluida, por el Congreso argentino en el año pasado.

Más aún. El tema de las maniobras se une con la desaparición del único submarino argentino, el Ara San Juan, el 15 de noviembre de 2017, a pocas millas de Ushuaia, cuando se sucedían maniobras militares entre Gran Bretaña, Estados Unidos, Chile, Argentina y no tan anunciado Brasil. En esas mismas fechas, la ex ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich, firmaba en Ushuaia la creación del Centro Regional de Inteligencia y llegaban al lugar naves de la NASA con militares norteamericanos que coincidían en monitorear los acuerdo para instalar bases en la capital fueguina y Tolhuin.

En estos momentos lo familiares de los 44 tripulantes del Ara San Juan, 43 hombres y una mujer, están en juicio contra la administración macrista, y la situación es más grave al conocer que Macri y el ministro de Defensa Aguad ya sabían dónde estaba el submarino, sólo un mes después, en diciembre de 2017, de su desaparición. Ha habido juicios y condenas contra jefes de la marina, pero como en todo la Justicia -hoy en la mira- sigue manteniendo en sombras la verdad.

No olvidar que desapareció el Ara San Juan en el marco de las maniobras a las que nos referimos anteriormente y que nadie lo dice, como si hubiera pactos secretos, a pesar de que se supo en estos días que buques de diversos países del mundo monitorearan una región marítima con grandes riquezas en el fondo del Atlántico Sur, algo que alentó a ex funcionarios de Macri a pensar en las grandes ”inversiones” que esto podría traer al país, no importa el precio que por esto se pagara.

Se pueden agregar muchos datos más para entender que no podemos hacer silencios prolongados sobre temas tan importantes como la soberanía de nuestros países y que sigamos indiferentemente todos lo que está sucediendo en la extensa Patagonia, muy rica en recursos, como si nada pasara. Esa Patagonia donde los escasos sobrevivientes de los dueños y habitantes de esas tierras contra los que se ejecutó un genocidio, en una indiscutiblemente farsa de expedición militar de conquista del “desierto” protagonizado por un presunto héroe, el general Julio Argentino Roca, autor de las terribles matanzas de tehuelches, mapuches y otras etnias exterminadas en las campañas de 1879- 1881. Ahora los sobrevivientes indígenas tanto en Argentina como en Chile son acusados de “terroristas” por el simple hecho de defender las escasas tierras de sus antepasados, que les han sido arrebatadas.

Y, ¿quiénes están llegando ahora a ese nuestro sur? ¿No será hora de despertarnos de esta larga siesta colonial?

Por Stella Calloni Fuente: radiografica.org.ar

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