Ahora, Londres apuesta todo al testeo masivo de anticuerpos

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El epidemiólogo Neil Ferguson lideró el estudio del Colegio Imperial de Londres que hizo cambiar de rumbo al primer ministro británico, Boris Johnson.

Hasta ese momento, Johnson se negaba a aplicar medidas de distanciamiento social frente al coronavirus. Entonces llegó el estudio del Colegio Imperial que alertó que si no se cambiaba el rumbo, el sistema de salud británico se vería colapsado y millones de personas morirían a causa del coronavirus.

En concreto, el modelo de Ferguson alertó que habría alrededor de 2.200.000 fallecimientos en USA y 500.000 en Reino Unido ni no se tomaban medidas para aplanar la curva. Ese era el peor escenario: es decir, si se tomaban cero medidas para frenar el contagio.

El confinamiento, alertaba, podría tener que durar hasta 1 año y medio.

El trabajo, publicado el 16/3, urgía a las autoridades a cambiar de rumbo en lo inmediato.

Luego llegó otro trabajo de la Universidad de Oxford que presentó otro modelo, cuestionando al del Colegio Imperial: el virus, decía, puede haber estado circulando por Londres desde enero y hasta el 50% de la población podría ya haber estado infectada.

La estrategia, argumentaba, debía ser empezar a hacer testeos masivos de anticuerpos, para formular una evaluación real de cuán inmunizada estaba realmente la población frente al Covid-19.

Días atrás, Ferguson dijo que, tras las medidas tomadas en Gran Bretaña, la cifra de muertos podría estar por debajo de 20.000.

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