2,7 millones de inmunizados en 15 días: las claves de Chile en su estrategia de vacunación

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El proceso de vacunación masiva en Chile, iniciado el 3 de febrero, ha sorprendido a todos por la velocidad de su ritmo: más de 2,7 millones de personas han sido inoculadas con una primera dosis. Chile tiene el ambicioso objetivo de vacunar a 15 de los 19 millones de chilenos en el primer semestre de 2021. ¿Cuáles son las claves del éxito?, ¿qué desafíos quedan?

Chile se ha convertido, para muchos, en el ‘Israel de América Latina’ en términos de la velocidad y eficacia de su programa de vacunación, citando su ejemplo como modelo a seguir no solo en la región, sino en el resto del mundo.

En poco más de 15 días, Chile ha logrado vacunar a más de 2,7 millones de personas, superando el objetivo del Gobierno de vacunar a 100.000 personas al día. Ha habido jornadas, por ejemplo, en que se vacunaron hasta 270.000 personas, lo que supone casi un 1,5% de la población total, de 19 millones de habitantes.

Según la plataforma científica ‘Our World in Data‘, la publicación online de referencia para el seguimiento del avance de las vacunas en el mundo, a fecha del 16 de febrero, Chile, con 12,43 vacunados por cada 100 habitantes (12,43% de su población) se situaba en quinto lugar detrás de Israel (78,19), Emiratos Árabes Unidos (52,56), Reino Unido (24,3) y Estados Unidos (16,68).

Muy por delante de la Unión Europea (5,19), Brasil (2,64) o la propia media mundial situada en 2,37.

 

Las autoridades chilenas se vanaglorian de este hecho que es aplaudido hasta los sectores más críticos de su gestión de la pandemia en el país y también en el extranjero. ¿A qué se debe este éxito?

Atención primaria y un sistema de salud consolidado

“Chile tiene un sistema de salud que está desplegado territorialmente donde se atiende el 80% de la población y que a pesar de las falencias, tiene encargada la ejecución de los programas de salud pública para el 100% de la población desde hace más de 70 años”, explica a France 24 Cecilia Morales, directiva del hospital de la Universidad de Chile y una de las líderes del sistema de salud público (Fonasa) durante el gobierno de Michelle Bachelet.

Para Morales, el objetivo de vacunar a 15 millones de personas “con dos dosis, es decir 30 millones de dosis” en los seis primeros meses del año, se podrá alcanzar si “mantenemos el ritmo que tenemos hasta ahora”.

En Chile los programas nacionales y universales de vacunación “están desarrollados desde hace medio siglo y han permitido derrotar grandes epidemias de enfermedades infecciosas”, complementa y apunta que “el rol de la atención primaria es la piedra angular de la estrategia de la vacunación”.

Con ella coinciden otras expertas. “Chile tiene una histórica fortaleza en la atención primaria de salud. Tiene un sistema de salud bien territorial y comunitario, postas y consultorios distribuidos a lo largo de todo el territorio y basado en atención primaria”, relata a este medio Mercedes López Nitsche, directora del Programa de Inmunología, de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile y del Núcleo Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), un programa nacional.

“Las coberturas de vacunación en Chile son muy altas, de las más altas de Latinoamérica, junto a los cubanos, y eso se debe a que la gente confía en las vacunas”, añade López Nitsche.

“Hay una mezcla en que tenemos mucha experiencia en vacunación, la infraestructura, a la gente que está lista para hacerlo y además una población que conoce la importancia de las vacunas”, ilustra Florencia del Río, trabajadora de salud del Hospital Sotero del Rio, uno de los mayores de Santiago, y representante del Colegio Médico.

Si hay que vacunarse, “los adultos mayores son los primeros en la fila”, asevera, como muestran las cifras, que hablan de más de 1,5 millones de personas mayores de 66 años ya vacunadas con una primera dosis de Sinovac, la apuesta china, de la que llegaron en enero 4 millones de dosis al país y se esperan 9 millones más en las próximas semanas.

El gobierno ha sido “sumamente efectivo” en activar toda la red pública y privada a todos los niveles, señala Del Río. La gestión centralizada, afirma, ha sido clave “en un país que es largo y tiene una geografía difícil”.

Aunque es crítica con el Gobierno sobre su trabajo en muchos aspectos de la pandemia, señala que “hay que alabar la gestión en comprar diversos tipos de vacuna, no poner todos los huevos a un canasto, decidir hacer negocios con todas las vacunas potencialmente disponibles y en eso hay que sacarse el sombrero, junto a que el proceso de vacunación sea bien estratificado”, dice.

El programa del Gobierno estableció un calendario que comenzó vacunando a los mayores de 90 años en orden descendente y asignando dos años por cada día de vacunación.

Chile firmó acuerdos con Pfizer/BionTech por 10 millones de dosis, Sinovac 13 millones, Oxford/AstraZeneca 6,5 millones, COVAX (5 millones) y está en conversaciones con Johnson & Johnson y Sputnik V. Así, tiene aseguradas más de 30 millones de dosis en 2021.

El presidente Sebastián Piñera esperó su turno para ser vacunado y no se saltó la fila, como ocurrió en otros países, aunque el viernes saltó un escándalo porque 40.000 personas habrían sido vacunadas sin ser prioritarias.

Escepticismo por desinformación

Las expertas consultadas también resaltan el hecho de que en Chile no existe un movimiento antivacunas fuerte. Sin embargo, varias encuestas de opinión señalaban antes de que se iniciara el proceso que casi un tercio de los chilenos no se vacunaría.

En Chile, las vacunas contra el Covid-19 son gratuitas y voluntarias. Para la doctora del Río, más que antivacunas se trataría de un escepticismo por desinformación.

“Hay una desconfianza a que el proceso haya sido apurado”, señala, pero la vacunación de personal de salud, que fue de los primeros en recibirlas, de los más mayores y de personas públicas como el presidente y ministros, ha ayudado a eliminarla. “La gente que está más expuesta ha demostrado que está dispuesta a ponérsela y eso de a poco ha ido ayudando a bajar la ansiedad”, afirma del Río.

Para López Nitsche, la desconfianza tiene también que ver con que “venimos saliendo de una revuelta social muy importante que puso en cuestión la institucionalidad del país”, puesto que la pandemia no supuso el fin de la crisis social sino un paréntesis.

“De la vacuna Sinovac tenemos muy poca información, solo la liberada por la compañía y la diversidad de pruebas hechas en Turquía, Brasil e Indonesia que difieren entre ellos”, no son datos comparables, explica la inmunóloga.

Desafíos prácticos y estratégicos para mantener el éxito de la inmunización

¿Cuáles son los desafíos que tiene Chile en su plan de vacunación? Para del Río los desafíos serían sobre todo prácticos. “La primera dosis ha sido muy fácil de poner” pero “la primera dosis de algunos se podría sobreponer a la segunda de otros” y que se “empiece a colapsar al sistema por el flujo”, señala la médica.

Para Morales son más estratégicos.

Primero, “que el país cuente con las vacunas que han sido adquiridas por el Gobierno en los plazos comprometidos. Para un país pequeño siempre existe un riesgo de que haya demoras en las entregas y eso afecte el calendario que tiene”, afirma la experta en políticas de salud públicas.

Las políticas colectivas requieren del esfuerzo de todos y nadie se puede restar
El segundo reto es que las personas efectivamente acudan a vacunarse. “Una parte inicial de la vacunación es relativamente acelerada porque se llega a las personas motivadas, pero una segunda parte, que es la más difícil, es llegar a las personas que tienen dificultades de acceso tanto por problemas de movilidad, geográficos o de exclusión social, con especial atención a la población migrante y de extrema vulnerabilidad”, resalta. “La inmunidad de rebaño es un ejemplo de cómo las políticas colectivas requieren del esfuerzo de todos y nadie se puede restar”, concluye.

Alcanzar la inmunidad de rebaño

“No se sabe cuál es la eficacia real de la vacuna china, por lo que para llegar a la inmunidad de grupo hay que vacunar a más del 80% de la población, es decir, a más 15 millones de personas”, relata a France 24 Ricardo Baeza Yates, reputado científico de datos de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y parte del comité asesor de políticas COVID en España.

“Van a vacunar a 15 millones de personas pero la eficacia de la vacuna va a ser del orden del 60-70%”, al bajar la eficacia de la vacuna el equivalente de población vacunada no sería del 80% si no del “50-60%”, con lo que sería necesario vacunar a más personas para lograr la inmunidad de grupo. “Eso va a hacer que las personas sigan infectándose, con probabilidad baja, porque hay más gente inmune y en casos menos graves. “La mortalidad va a bajar drásticamente”, afirma Baeza Yates.

También apunta a otro factor y es que según los datos del Ministerio de Salud, al 18 de febrero se ha vacunado el 61% de adultos mayores de 65 años. “Uno querría que se vacunara el 100% de todos los rangos de edad, porque si hay gente que no se está vacunando por cualquiera que sea la razón, esas personas igual pueden contagiarse”, señala.

Para Baeza y la experta en inmunología López Nitsche, con la vacuna china la inmunidad de grupo podría no alcanzarse nunca, ni en Chile, ni en el mundo.

“Lo más probable es que esto ocurra en el mundo entero aún vacunando con la Pfizer/BioNTech (91% eficacia), por la inequidad de las vacunas. Si miras el porcentaje de países que están siendo vacunados te das cuenta que existe una inequidad escandalosa en la distribución de las vacunas lo que implica que el virus va a seguir circulando”, previene la experta.

Y el coronavirus pasaría así a convertirse, según vaticina López Nitsche, en un ejercicio especulativo, en la gripe del futuro.

 

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