Ya son varias las marcas que se van del país por trabas a las importaciones

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Ahora se suma el “caso Speedo”. Las principales razones del “éxodo” son el cepo al dólar, las dificultades para importar y la inestabilidad de la economía, según admiten los propios empresarios. Un racconto de las que ya no están

Esta semana se dio a conocer una noticia que a los argentinos les suena más que familiar: otra firma internacional tomó la decisión de retirarse del país.

Es el caso de Speedo, la marca británica líder en productos vinculados a la natación, que se fue impulsada por cuestiones como las trabas para importar y el cepo al dólar.

Según se difundió este martes, el licenciatario de la firma en el país cerró cuatro locales y la única posibilidad de acceder a los artículos de la marca es a través de la web.

Hay que recordar que Speedo resultó una gran sobreviviente a los vaivenes de la economía local. Luego de la crisis de 2001, la empresa había decidido darle una segunda oportunidad al país.

Su licencia para Argentina había estado en manos del fondo de inversión The Exxel Group (ex dueños de Supermercados Norte, Musimundo, y otras marcas de ropa) que en 1999 decidió discontinuarla. El rebote del consumo entusiasmó a la firma británica que encontró eco en un grupo más relacionado con el deporte.

La licencia para vender los productos Speedo en Argentina fue adquirida por Relef, una empresa familiar liderada por Hugo Feler, dueño también de la cadena de venta de ropa y artículos deportivos SportLine.

Rápidamente abrió cuatro locales con una inversión de u$s4 millones. Una sobre la avenida Santa Fe, otra sobre Cabildo y dos en shoppings porteños.

El negocio dio sus resultados hasta la llegada de las restricciones al dólar y las trabas a las importaciones para cuidar el superávit comercial. Las dificultades para ingresar los productos Speedo llevó a que la misma marca le sugiriera a sus licenciatarios bajar la cortina.

La caída del consumo y la inflación tampoco alentaron las ventas. La demora para autorizar las polémicas Declaraciones Juradas de Anticipo de Importaciones (DJAI), ya sea por la Secretaría de Comercio o la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), es la queja permanente de los empresarios que venden en el exterior.

En febrero del año pasado se cerró el local de avenida Santa Fe y en el segundo semestre dijo adiós el otro sobre avenida Cabildo, donde se concentró todo lo que quedaba en depósitos. Para los fanáticos de la marca, todavía queda algún remanente en sitios de comercio electrónico.

Este es un caso más de una larga lista de empresas que emprendieron “la retirada” de las tierras pampeanas en los últimos años.

Los primeros casos se remontan a la salida del país de de las más afamadas marcas de lujo. En cuestión de meses, firmas como Calvin Klein, Escada, Ralph Laurent, Ermenegildo Zegna oYves Saint Laurent bajaron las persianas sin promesas de retorno.

Este proceso -que cobró mayor impulso con el cepo cambiario- lejos está detenerse, producto de varios factores que han ido agravándose.

Entre ellos, el cierre de importaciones, la caída de los márgenes de rentabilidad, las dificultades para lograr créditos a tasas competitivas y la imposibilidad del giro de divisas.

Ahora, se ha sumado el conflicto con los fondos buitre en los tribunales de Nueva York, donde los holdouts reclaman el pago del 100% de la deuda en default, una pelea que complica la posibilidad de financiamiento externo no solo a la Argentina sino también a las empresas instaladas en el país.

En el rubro automotor, la autopartista estadounidense Visteon es otra de de las que cayó presa de las dificultades y debió cerrar su planta en Quilmes, previo despido de sus 300 empleados.

Argumentó que su operatoria en el país “ya no era financieramente viable, que estaba operando a menos de su capacidad total y sin ninguna posibilidad de generar nuevos negocios”, expresiones muy parecidas a las utilizadas por Donnelley.

Hace unos años, Lancôme, la marca de cosmética del grupo francés L’Oréal cerró su único punto de venta sobre la avenida Santa Fe.

La estadounidense Mosaic, líder en producción de fertilizantes y mayor productora mundial de fósforo mostró su pasaporte para abandonar la Argentina.

La firma informó que el movimiento respondía a problemas para importar y girar divisas, sumado a la caída en la producción de trigo y a la reducción en el área sembrada de algunas materias primas.

Casi en paralelo, la firma ICONA, fabricante de agroquímicos controlada por el grupo empresario indio UPL, tomó una decisión similar y dejó de operar su planta en San Miguel del Monte. La empresa comunicó al sindicato de químicos que su negocio ya había dejado de ser rentable.

En el rubro de servicios, la empresa Liberty se desprendió de sus operaciones de seguros patrimoniales y reaseguros.

Acordó con Kranos Capital, un fondo de inversión comandado por el empresario argentino Ricardo Cantilo, en un contexto en el que la operación local le había dejado pérdidas por unos u$s45 millones hacia finales de 2013.

En el plano financiero, la casa de cambio Global Exchange vació en mayo de 2014 sus siete locales en el país.

“La situación en Argentina ha provocado que pasemos de ser una compañía que llevaba 12 años creando empleo a tener que reducir de forma drástica el número de puestos de trabajo”, expresó la firma en ese momento.

En el rubro laboratorios, la compañía italiana Menarini puso fin a sus operaciones en la Argentina.

¿Las razones esgrimidas? Las ya conocidas: cepo cambiario, limitaciones a las importaciones,altos niveles de inflación y reducciones en los márgenes de ganancias.

El default complica las cosas
“Se mantiene la preocupación entre los empresarios por la pérdida de rentabilidad que ocasiona la suba de costos y la conflictividad sindical”, señaló Dante Sica, titular de Abeceb.com, que además trazó un panorama poco alentador de cara a los próximos meses.

“El contexto de alta incertidumbre y de reglas de juego poco estables harán que continúen restringiéndose las inversiones y la generación de empleo”, expresó.

“Los problemas de deuda con los tenedores de bonos darán lugar a una mayor carencia de dólares, con lo que las autorizaciones para importar seguirán siendo de a cuenta gotas”, dijo.

Para Marcos Leonetti, especialista de Economía Online, la salida de empresas extranjeras son el reflejo de un contexto recesivo.

“Muchas compañías esperan el momento en el que la economía se resiente para tomar decisiones estratégicas, si bien los planes de salida están previstos con antelación”, remarcó.

Y el conflicto de deuda que dificulta el financiamiento de las empresas no hace otra cosa que echar más leña al fuego.

En cuanto a la salida de Kenzo, allá por el año 2012, fuentes cercanas a la compañía admitieron que “cansan las trabas para trabajar, las dificultades para vender productos y el tener que pedirle permiso a Guillermo Moreno por cada cosa”.

Su retirada quedó ratificada en un comunicado oficial, si bien la firma buscó darle otro tinte al mensaje: “La decisión de cerrar las puertas en la Argentina se debe estrictamente a unadesaceleración económica del país”, argumentaron.

Tres años más tarde, el éxodo de marcas continúa y el kircherismo se despide de su ciclo con un escenario poco seductor para las compañías internacionales.

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