Ya hay que esperar más de tres meses para conseguir un repuesto para el auto

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Ya hay que esperar más de tres meses para conseguir un repuesto para el auto

Los talleres se transformaron en depósitos de vehículos que están a la espera de una simple pieza que les permita volver a rodar. En algunos casos, los mecánicos deben recurrir a técnicas caseras y más inseguras. En electro, a veces conviene más comprar uno nuevo y en cuotas que repararlo

Sistemas de frenos ABS, parrillas, catalizadores, equipos de distribución, neumáticos, filtros de combustible, inyectores, airbags, sensores para el motor, baterías, correas de distribución, embragues. La lista es extensa y se alarga mes a mes.

Con predominio entre los modelos importados, el faltante de repuestos para autos ya cumplió cuatro años. Y los problemas que acarrean a los argentinos se irán acentuando con el correr de los meses.

La situación es de tal magnitud que, según aseguran desde organizaciones como la Federación Argentina de Cámaras de Comerciantes del Repuesto Automotor (Faccera), los mecánicosdeben apelar a soluciones caseras, al  mejor estilo “lo atamos con alambre”, para no bajar las persianas de los talleres.

Estos últimos, dicho sea de paso, se han convertido en verdaderos depósitos de vehículosque están a la espera de algún repuesto o autoparte. 

También, afirman voceros de Faccera, muchos de ellos deben permanecer parados más de tres meses.

“En provincias como Córdoba ya no queda espacio físico para albergar a los autos que están aguardando por una pieza. Lo mismo sucede en provincias como Santa Fe y en varias ciudades del interior“, afirmó a iProfesional José Giordano, presidente de Cámara de Empresarios de Repuestos Automotor de Córdoba (CERAC).

“Ya no hablamos sólo de usados, que puedan requerir de un repuesto discontinuado. El problema está principalmente en los vehículos nuevos“, completó.

Ricardo Grosbard, titular de Faccera, se pronunció en igual sentido: “Hay faltantes de todo tipo. Desde partes de motores hasta lamparitas. Los coches más nuevos, si sufren un choque, quedan a merced de piezas que no se consiguen”.

El ejecutivo afirma que a los dueños no les queda otra que esperar que la terminal pueda conseguirlas en Europa, Brasil o México”, dijo.

“A eso hay que sumarle los aumentos de precios, en un contexto de dólar oficial planchado y de escasez de mercadería, que los hacen subir aún más”, aseguró Grosbard.

Desde Faccera afirman que todas las marcas -en mayor o menor medida- se ven afectadaspor los faltantes, aunque la situación de cada una varía según el momento. 

“Esto lleva a que los mecánicos vean qué se puede adaptar, reparar o anular hasta tanto aparezca la pieza original. Cuando no se encuentra, entonces se ven forzados a apelar aalternativas, ya que sino lo único que queda es esperar quién sabe cuánto tiempo”, explicó aiProfesional Esteban Martín, vicepresidente de la misma organización.

El entrevistado, que comercializa la línea Renault, apeló a un ejemplo: “Si el automóvil viene con un catalizador ecológico, y lo que se daña es ese sistema, se reemplaza por una pieza no ecológica“.

“Los sistemas ABS sufren enormes inconvenientes a raíz del desabastecimiento. En algunos casos, se opta por anular esta tecnología y recurrir a frenos que no son de este estilo. El problema, claro, es la seguridad, ya que es sabido lo que ocurre sin frenos ABS en situaciones de lluvia”, destacó Martín.

El estiramiento en los tiempos de reposición de piezas y accesorios es otra consecuencia de los faltantes. En lugar de que una batería sea reemplazada a los 60.000 kilómetros, el particular lo hace a los 80.000 km. En vez de cambiarse el aceite a los 10.000, se lo hace pasado los 12.000 km. Y así con otros componentes.

El falso reemplazo nacional
Consultado respecto de la participación nacional en la oferta de repuestos, José Giordano no tuvo reparos en afirmar que es prácticamente nula la injerencia del “Made in Argentina”en los talleres.

“En el país se fabrica apenas el 20% de lo que lleva un auto. De hecho, la llamada producción nacional, en realidad, no dista mucho de ser un ensamblado. Partes de la carrocería, pastillas de frenos, lámparas, sistemas de inyección, electrónica, piezas de motor… todo depende de la importación”, precisó.

“Los autos de alta gama son los que más sufren. Las piezas no entran y, cuando pueden, lo hacen de a cuentagotas. El faltante es tal que hasta no se consiguen algunos tipos de neumáticos”, completó Giordano.

En este contexto, las autopartistas no hacen más que sobrevivir en base al stock disponible y a las pocas piezas que logran ingresar a la Argentina. 

Piezas que no aparecen
De acuerdo con estadísticas del sector, en el país hay unas 10.000 casas de repuestos -considerando todas las especialidades menos la venta de neumáticos- rubro que emplea a unas 19.000 personas.

Desde Faccera indicaron que algunos de los componentes que brillan por su ausencia son: 

Sensores inteligentes para el motor

• Sistemas de frenos ABS

Parabrisas

Baterías

Correas de distribución

Embragues

Radiadores

• Accesorios para el tren delantero

• Motores de limpiaparabrisas

Inyectores

Filtros de combustible

Parrillas

• Partes de carrocería

“Todo estos inconvenientes comenzaron en 2011 con el cepo y, desde entonces, han ido en aumento. Varios autopartistas han tenido que suspender personal o reducir los sueldos al 75%. Así como ocurre con los autos también pasa con la maquinaria agroindustrial. La falta de dólares complicó toda la operatoria”, expresó Esteban Martin.

Según el empresario, los intentos de las compañías locales por suplir los faltantes con el“Made in Argentina” también chocan con aspectos del mercado que la retórica kirchnerista se ocupa de omitir.

Sustituir lo importado no es más que una expresión de deseo. No se pueden fabricar partes cuando se carece de la tecnología necesaria. Al mismo tiempo, se requiere de autorizaciones que las empresas internacionales difícilmente otorgan”, explicó.

“Cada vez que se fabrica una determinada pieza, similar a la que ya produce un gigante de afuera, hay que pagar por la patente. Si, por citar un caso, Bosch o Siemens no te permite que repliques ese desarrollo, entonces no te queda opción”, dijo. 

“Aunque el autopartista tenga el mayor de los deseos, se ve impedido de fabricarlo. Las pequeñas y medianas empresas están pagando el precio de una política nefasta”, completó

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