Seis claves conceptuales

El inicio de este ciclo de Sampaoli en la Selección permite vislumbrar algunas premisas táctica-estratégicas sobre las que se sostendrá la idea futbolística, que para ser desarrollada con éxito precisará de convencimiento y convicción. La búsqueda de un estilo definido.

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Esta gira bautismal del nuevo cuerpo técnico encabezado por Jorge Sampaoli confirmó una certeza: el fútbol conceptual aterrizó en la Selección Argentina. “A los jugadores no hay que decirles sólo lo que tienen que hacer sino por qué deben hacerlo”, suele decir Pep Guardiola. Y Sampa, el flamante entrenador del seleccionado argentino, camina por la misma vereda ideológica que el hombre de Santpedor. De ahí que si hay algo que existió en este primer contacto entre cuerpo técnico y jugadores fue la abundancia de información. Mediante charlas y a través de videos, el DT saliente del Sevilla comenzó a inculcar los conceptos que sostienen su idea futbolística. Sabe, Sampaoli, que para desarrollarla con éxito precisará de una buena dosis de convencimiento y convicción. Que necesita generar un círculo virtuoso con tres elementos que funcionen como causa y efecto: identidad-funcionamiento-resultados. Por ese motivo, lo positivo de esta gira, más que los triunfos, fue el tiempo de trabajo que sumaron los jugadores con el objetivo de adaptarse a los pedidos del técnico. Si bien fueron pocos los entrenamientos, hay algo que ya se vislumbra: el estilo de juego que tendrá esta Selección.

Acá, seis conceptos fundamentales para el entrenador:

1

Salir jugando: La premisa es iniciar el juego desde la última línea. Esa búsqueda por una salida limpia con el balón desde el fondo incluye la participación del arquero. Ese rasgo se notó claramente en el partido ante Brasil, donde Sergio Romero intervino con los pies mucho más que en todo su ciclo previo en la Selección. La idea es asumir el riesgo con el objetivo de lograr superioridad numérica detrás de las sucesivas líneas de presión del rival. Esa búsqueda requiere de dos cosas fundamentales por parte de los futbolistas: valentía y convicción para sostener la idea y precisión en los pases para evitar una pérdida en una zona peligrosa. El mejor ejemplo resultó ser la jugada en la que Di María estrelló un remate en el palo ante Brasil, en una acción que había arrancado en los pies de Romero. Unos minutos antes, el equipo perdió la pelota al salir jugando. Pese a ello, insistió en la idea y Di María casi la transforma en el 1 a 0.

2  

Actitud protagónica: Es difícil que esta Selección adopte una actitud pasiva y ceda el protagonismo. Eso iría en contra del pensamiento de Sampaoli. Que haya ocurrido, sobre todo en el segundo tiempo ante Brasil, se debió más a virtudes ajenas (un rival con un funcionamiento ya aceitado) que a una decisión propia. El objetivo del DT es dominar los partidos. Para lograrlo, son determinantes dos cuestiones: la posesión y el posicionamiento. La tenencia de la pelota sirve para monopolizar el juego. “Que el pase nos una”, manifestó Sampaoli como una auténtica declaración de principios. El juego posicional es el otro factor de importancia. Que los extremos fijen a los laterales rivales, que los laterales pasen y que se generen espacios a través del movimiento constante de los que vayan por adentro para encontrar al hombre libre o tercer hombre. Por la fragilidad del rival, dicha estrategia fue más fácilmente aplicada ante Singapur. Este aspecto del juego, a diferencia de la famosa segunda pelota o segunda jugada, precisa de mayor tiempo de trabajo para adquirir movimientos mecanizados y coordinación colectiva.

3  

Presión alta: Ser un equipo corto para atacar incluye también la presión para que el rival no tenga una salida desde el fondo con demasiadas libertades. La lectura de juego para posicionarse tapando a los receptores, la solidaridad en pos del equipo y la condición física para cubrir esos espacios son indispensables en este punto. En el comienzo del partido ante Brasil se observó cómo Argentina puso cinco y hasta seis jugadores en zona ofensiva para impedir el avance rival con la pelota. Una presión individual y aislada en lugar de sostenida y colectiva no será exitosa y eso podría provocarle más de un dolor de cabeza al equipo. Un aspecto del juego que, si se lo lleva a la práctica, deberá estar bien trabajado para no sufrir consecuencias.

4  

Recuperación post-pérdida: “Que viajen juntos”, un concepto sampaolista con raíces en Guardiola y Lillo (ex ayudante de Sampa en el Sevilla) no sólo tiene que ver con una vocación ofensiva sino que implica posicionarse de la mejor manera ante una eventual pérdida de la posesión. El famoso “defender mientras atacás”. Si la pelota es robada por el rival, debe activarse rápidamente el concepto de recuperación a nivel grupal. Y para que el equipo no quede mal parado ante una eventual contra, es necesario tener agresividad para recuperar el balón antes de que el repliegue se vuelva inevitable. Algo de eso se observó por momentos ante Brasil. Situaciones aisladas pero que demuestran la idea.

5  

Armar sociedades: Rodear a Messi con Dybala, aunque esa dupla no haya pesado en absoluto ante Brasil, es todo un síntoma de la idea de Sampaoli de no darle todo el peso de la generación de juego al 10. Es difícil no caer en la tentación de cederle la pelota a Leo. Pero el objetivo del entrenador es que existan variantes y no se reduzca todo a lo que pueda aportar Messi. Eso implica un arduo trabajo para sumar gente de buen pie a la elaboración y un funcionamiento que lo sostenga mediante movimientos coordinados, posicionamientos de los futbolistas a diferentes alturas para generar líneas de pase, triangulaciones, liberación de pasillos para poder penetrar, arrastre de marcas, etc.

6  

Al área se llega: Sampaoli no es amante del clásico centrodelantero o referente de área. Justamente, él es de los entrenadores que prefieren un falso nueve, capaz de retroceder para que los defensores rivales pierdan la referencia de marca y con el suficiente buen pie como para sumarse al circuito creativo. Por algo, en el encuentro ante Singapur, probó en esa posición a Correa y no a un clásico 9 de área. El Tucu ya cumplió esa función en el Sevilla y conoce lo que pretende Sampaoli: que el atacante más adelantado del equipo retroceda y se mueva para generar espacios que otro compañero sea capaz de aprovechar. Admirador de la famosa Máquina de River, Sampa pretende reeditar aquel movimiento en el que el falso 9 (Pedernera) retrocedía y el 10 (Labruna) capitalizaba el hueco para atacar el espacio y convertir. Eso quiere de Icardi y también de Higuaín: que el punta no esté en el área sino que llegue al área. Y que los mediapuntas también aparezcan para definir.

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