¿DE QUÉ DEPENDE SU TAMAÑO?
Empecemos por el principio. ¿Sabías que el poro es la visualización del orificio de salida del folículo pilosebáceo y su función es permitir la salida del sebo producido justamente por la glándula sebácea hacia la superficie de la piel? En otras palabras, los poros sirven como vehículo de salida de la transpiración y del sebo. “Su tamaño tiene que ver con el tipo de piel y el grado de secreción sebácea que esta piel produzca por lo que serán más visibles en aquellas más gruesas y seborreicas. Además, la edad -generalmente en los adolescentes y en los adultos mayores- es otro de los factores que contribuye a que el poro se vuelva más visible“, explica la médica dermatóloga Dra. Cristina Pascutto, asesora científica de Laboratorios Pierre Fabre.
Entonces, si tenés piel grasa o mixta ya lo sabés: los poros dilatados conforman una de las característica de estas pieles. Y la famosa zona T es la más propensa a tener poros aumentados en tamaño: la nariz, el entrecejo, la parte interna de las mejillas y el mentón son los afectados.
Las que tenemos pieles mixtas con tendencia a grasa tenemos que aceptarlo. “Los poros dilatados pueden disimularse pero no hacerlos desaparecer, ya que conforman una característica del tipo de piel”.
- Higiene: no más de una vez al día -preferentemente por la noche para eliminar toda la suciedad acumulada a lo largo del día-.
- Hidratación: en la medida justa y adecuada. “La sobre-hidratación acentúa el tamaño de los poros que ya están dilatados”, advierte Pascutto.
- Exfoliación: un error común que se suele cometer es frotarse con fuerza con la intención de remover la congestión de los poros. Sin embargo, lejos de resolver el problema, esta acción lo empeora. ¿El motivo? Impide que las soluciones exfoliantes realicen correctamente la acción desengrasante y, al contrario de lo que pensabas, haciendo esto estás estimulando una sobreproducción de sebo, además de deshidratar la piel. Entonces, la exfoliación debe ser suave; con una vez por semana alcanza. “Utilizar productos adecuados y formulados para tal fin. Los ácidos glicólico, salicílico, láctico y mandélico son aliados para este tipo de pieles”, indica la Dra. Mijelshon. Pero siempre tienen que estar indicados por el profesional que recetará la concentración en la que debe aplicarse cada uno.
ALIMENTACIÓN ANTI-INFLAMATORIA
* Por el Dr. Nicholas Perricone, dermatólogo clínico e investigador, profesor en la Universidad de Michigan.
“Los poros dilatados son una queja común de mis pacientes y muchos me preguntan si su tamaño es influenciado por la genética. La respuesta: sí, puede ser. La palabra nutrigenómica es una combinación de nutrición y genómica. Juntas, describen un campo que se centra en la relación entre la alimentación y la expresión genética y que estudia cómo los alimentos influyen en la expresión de genes, y cómo los genes influyen la manera que absorbemos y metabolizamos los diferentes tipos de nutrientes.