El papá de Candela se quebró y no pudo seguir con su declaración

Alfredo Rodríguez se descompensó cuando hablaba de su hija ante el Tribunal de Morón y pidió asistencia. Los médicos no le permitieron que retome su testimonio.

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Era, quizás, uno de los testimonios más esperados, pero apenas pudo declarar una media hora. Se trata de Alfredo Rodríguez, el papá de Candela y el foco sobre el cual se construye la teoría de por qué secuestraron y mataron a la nena de 11 años en 2011: una venganza en su contra. El hombre este mediodía se descompensó cuando hablaba de su hija ante el Tribunal de Morón y por el momento suspendieron su participación en el juicio por indicación médica.

La presencia de Rodríguez en la segunda jornada del juicio por el “secuestro seguido de muerte y agravado por abuso sexual” de Candela comenzó con una negativa de parte de los jueces del Tribunal Oral Criminal N°3 de Morón ante el pedido del padre dela víctima de que la prensa no esté presente durante su testimonio.

Hay que recordar que Rodríguez estaba preso por piratería del asfalto al momento del crimen de Candela, allá por 2011, y que la principal hipótesis del caso es que el homicidio fue una venganza contra el padre de la nena. Bajo esa teoría se juzga a los tres imputados: Hugo Bermúdez (56), Leonardo Jara (37) y Fabián Gómez (45).

El papá de Candela declaró ante el tribunal como una media hora hasta que Fernando Burlando, uno de los abogados de Carola Labrador, le preguntó cómo había cambiado su vida desde que mataron a su hija. Rodríguez apenas pudo hilvanar una oración como respuesta y se quebró, por lo que debieron pedir un cuarto intermedio para que lo revisen los médicos, quienes finalmente recomendaron que el hombre no siga con su testimonio.

Candela Rodríguez desapareció el 22 de agosto de 2011 en Villa Tesei (Hurlingham) cuando esperaba en una esquina a unas amigas para ir a una reunión de boy scouts. Estuvo cautiva nueve días en dos lugares distintos, hasta que apareció asfixiada dentro de una bolsa a 30 cuadras de su casa.

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