MASSA LE DIO EL “SI” A MACRI

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MASSA LE DIO EL SI A MACRI

El líder del Frente Renovador insinuó que votará a Macri, a quien asimiló con “el cambio”. En tanto, volvió a criticar al candidato oficialista porque no marca un perfil bien diferenciado del de Cristina Kirchner. Sondeos preliminares hablan de una amplia diferencia a favor del líder de Cambiemos.

El panorama electoral se va clarificando hora tras hora. A tal punto que la elección parece definida a favor de Mauricio Macri.

El hecho político clave de ayer fue el anunciado pronunciamiento de Sergio Massa y susector político respecto de a quién le darán su apoyo en la segunda vuelta del 22 de noviembre.

Por más que Massa se fijó el objetivo de evitar decir de manera explícita que votará por Macri, lo insinuó de tal manera que no quedaron dudas para nadie.

Ya antes de la reunión, había tenido expresiones lapidarias para con Scioli.

Lo había desafiado a mostrar un alejamiento claro del kirchnerismo, si bien inmediatamente dudó que lo pudiera hacer, por la propia personalidad del gobernador bonaerense y lo que mostró durante sus años de mandato. También, por el destrato que le dispensara la Presidenta en reiteradas oportunidades.

“Si te portás como alfombra, no te quejes de que te pisan”, fue la gráfica sentencia del tigrense.

Como si con esto no alcanzara, luego las dos principales figuras del massismo -el gobernador cordobés José Manuel De la Sota y el ex ministro de economía Roberto Lavagna- dijeron queno votarían por Scioli por considerarlo parte de la continuidad del proyecto kirchnerista.

Sobre ambos dirigentes se había tejido una intensa especulación en el sentido de que elcandidato oficialista buscaba seducirlos para sumarlos a su equipo en la fase final de la campaña.

Esto, claro está, con el objeto de captar a los votantes peronistas de Massa. Concretamente, se había hablado de un ofrecimiento para que De la Sota ocupara la cancillería y Lavagna la conducción de la gestión económica. Como era de esperar, ambos rápidamente negaron que haya habido un ofrecimiento formal y aseguraron que, de recibirlo, no lo aceptarían.

En este contexto -signado por un intenso cruce de declaraciones y rumores de todo tipo- lasdudas previas al pronunciamiento de la coalición liderada por Massa ya habían quedadodilucidadas desde antes que sus integrantes se acercaran a los micrófonos.

La palabra más pronunciada fue “cambio”, que inundó profusamente el documento programático que le fuera remitido a los dos candidatos del balotaje. Esa misma palabra apareció en forma reiterada en la alocución del tigrense.

Cuando los periodistas trataron de ser incisivos y provocar una definición explícita a favor de Macri, los dirigentes se limitaron a sonreír con picardía y a decir que “Scioli es la continuidaddel proyecto kirchnerista”.

En contraposición, el espacio macrista quedó como el canalizador del “65% del electoradoque votó por el cambio”. 

Massa finalmente pudo rematar con la frase “el cambio ya ganó”. Más claro, imposible. Y, por si fuera poco, desafió a Scioli a que se comprometa a “meter presos a los corruptos”.

Fin del sueño “panperonista”
En definitiva, lo que ocurrió ayer fue el final del sueño del candidato oficialista para crear un gran espacio “panperonista” en el que puedan convivir los “pibes para la liberación” del ala ultra-k con los peronistas tradicionales que en primera instancia votaron por Massa y De la Sota.

En tanto, el tigrense se ocupó de dejar sin efecto el gran argumento con el que Scioli encaró el tramo final de la campaña. 

“Ya no es un partido político contra el otro, sino qué presidente quiero tener. Es la gran final. El votante del Frente Renovador está mucho más lejos de Macri que de nosotros. Los del socialismo y los de Rodríguez Saá también. El problema lo tiene Macri”, aseguró el candidato oficialista el “día después” de las urnas.

La lectura que hizo el líder de UNA y sus aliados sobre la situación actual es muy clara: hoy día en la Argentina no se da tanto esa vieja antinomia peronista anti-peronista. 

Más bien, ésta ha sido superada por otra división: aquellos que quieren promover lacontinuidad del “proyecto k” frente a quienes apuntan a un cambio estructural, tanto en lo económico como de estilo de conducción.

Traducido en términos electorales, esto supone un duro golpe para un Scioli que ya desde el domingo está en estado “groggy”, tratando de sobreponerse del golpe político más importante de su carrera.

Desde ese mismo domingo, su comité de campaña elaboró un diagnóstico según el cual elcandidato necesitaba reenfocar rápidamente su discurso. 

Uno de los puntos que incluyen es el de tomar distancia de Cristina Kirchner con el fin debuscar la adhesión de quienes no eligieron al sciolismo en primera vuelta.

Otro ítem es el de interpretar las motivaciones de los votantes de Massa e ir a su encuentro. Convencidos de que muchos de ellos tienen un sentimiento peronista anti-K,  la estrategia de acercamiento lleva a un giro en lo discursivo.

En sus “nuevas” alocuciones, y en vistas a que el grueso del electorado se mostró a favor de un cambio, Scioli deberá llevar a un segundo plano la parte de su speech en el que hace referencia a “continuar con lo que se hizo bien”.

Como contrapartida, tendrá que priorizar -de manera mucho más protagónica- la otra partede su discurso. Es decir, aquella que hace referencia a “corregir lo que hay que corregir”.

En otras palabras, le recomiendan que reconozca públicamente que la economía estáestancada y que hay problemas serios en varios sectores, tanto en las economías regionales como en el plano financiero, más que estar resaltando las “virtudes” del modelo político y económico.

Eso no es todo. También le sugieren que sea más explícito y categórico en sus intenciones deresolver el litigio con los fondos buitre para que el país vuelva a insertarse en el mundo del crédito.

Además, los asesores le señalan que evite ser ambiguo en sus declaraciones. Incluso, uno de los que forma parte de ese grupo definió la situación como la de salir a “robarle el discurso a Massa”.

Es probable que, luego de las definiciones que hicieron ayer los dirigentes de la coalición UNA, ese diagnóstico se mantenga.

A fin de cuentas, lo planteado por Massa y sus aliados pareció un desafío a Scioli para quehable más explícitamente de un cambio y que se anime a señalar los problemas del “modelo”.

Por lo pronto, el candidato oficialista se encuentra con dos obstáculos:

– El primero es que quizá sea tarde para ensayar ese giro discursivo. Es que fue tan fuerte y evidente que Massa lo asimila con Cristina que ahora resulta difícil que sus seguidores puedan identificarlo con esa apelación al “cambio”.

– El segundo, aun cuando tuviera éxito en lo anterior, es que estaría obligado a hacer un fino equilibrio para no irritar al ala ultra-kirchnerista, que siempre ha desconfiado de su convicción y capacidad para defender los “logros del modelo”.

La calculadora electoral marca ese drama para Scioli.

Según la encuestadora Elypsis -súbitamente la más respetada tras ser la única que acertó en la votación del domingo-, el candidato acaso deba preocuparse más por la fuga de votos kque por sus dificultades para seducir a los simpatizantes de Massa.

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