Los Macri acorralados, ¿por Bonadio o por la ex Side?

Mucho se especuló frente a la muerte del fiscal Alberto Nisman como un "ajuste de cuentas" entre los ex servicios de Inteligencia (incluida su propia interna) y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y, entonces, desfilaban personajes por la televisión analizando la relación y favores entre Néstor Kirchner y Antonio Stiuso. En ese momento, el PRO sacaba pecho y avanzaba en su discurso electoral "contra las mafias". Ya en tiempos macristas, las caras cambiaron pero se sigue especulando sobre la relación entre la Casa Rosada y la Agencia Federal de Inteligencia. Según Horacio Verbitsky, el que hoy saca pecho es Sergio Massa. Lo triste de la Argentina es el círculo vicioso que ningún gobierno se anima a desarmar. Pasan los años, pasan los gobiernos y todo sigue funcionando de la misma manera.

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Con Mauricio en pleno proceso de desgaste por mérito propio, la familia presidencial quedó acorralada por la Justicia Federal al ser citados su hermano Gianfranco y su padre Franco.

Tal vez, lo que más sorprendió fue la nula reacción opositora pero el silencio ensordecedor de la Casa Rosada fue más contundente.

La única que salió a querer neutralizar a la oposición -que mira y come pochoclos- fue la co-fundadora de Cambiemos Elisa Carrió. Ocurre que esta vez dio un paso en falso al decir que “no somos corruptos” porque nadie alzó la voz al respecto. De a poco se diluye su estrategia de ser la principal oficialista y la principal opositora. Como dijo algún filósofo contemporáneo, “no somos boludos”.

Pero hay una lectura K a la riña de gallos que se vive en Comodoro Py. Horacio Verbitsky resumió en El cohete a la Luna:

“Una vez agotada la ofensiva contra el kirchnerismo, Bonadio ha girado hacia los prohombres de la Patria Contratista y dispara sobre los jefes de las familias Rocca y Macri, que junto con Pérez Companc participaron en el primer caso documentado de sobornos para la realización de obra pública (…) El presidente solo puede presionar a la Cámara de Apelaciones para que blinde a algunos de los heridos e intentar un módico control de daños, mediante la afirmación de uno de sus voceros voluntarios, de que este es “un giro impensado que dejó sin discurso al kirchnerismo”.

No impensado para los lectores del Cohete, que saben muy bien que las terminales de Bonadio no están en el gobierno de Cambiemos, sino en la embajada de los Estados Unidos y en el Peornismo Federal. “Te lo anticipé”, se relame Sergio Massa, porque entiende que potencia sus aspiraciones electorales. El ex intendente de Tigre es el político argentino que más viajes ha hecho a Estados Unidos en los últimos tiempos, donde su principal contacto es el abogado personal del presidente Donald Trump y ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani. Es verdad: hace ya dos meses, Massa anticipó a un grupo de contertulios políticos que era el turno de Franco y de Gianfranco Macrì. Esa es su división del trabajo con Pichetto, quien califica de desastre la indagatoria a los familiares del Presidente, cuyo apoyo precisa para renovar su banca de senador opoficialista.

(…)

Contra la opinión generalizada de que el doctor Glock (Bonadio) fuera un títere del gobierno nacional, sostuvimos que la causa de las fotocopias de los cuadernos surgió de una operación de Inteligencia de los servicios militares con conexión directa con intereses estadounidenses, lo mismo que el Lava Jato brasileño. Expusimos incluso la relación del sargento Oscar Centeno con el también suboficial del Ejército Jorge Orlando Pacífico (ambos compañeros de curso en el arma de Ingenieros), quien fue el denunciante contra Amado Boudou en la causa Ciccone, en forma aún más extravagante que la del chofer grafómano. También revelamos la sociedad global que Macrì mantiene con Odebrecht y los aportes de su asociado brasileño desde un banco offshore para prevalecer en el concurso del Correo Argentino, donde compró por 400 millones de dólares créditos que valían ocho millones. Estas son razones de sobra para que el Presidente esté preocupado y vea al poder como salvoconducto de impunidad, hasta que le llegue el momento del juicio de residencia, en su caso ineludible. Nada de esto puede desdeñarse como visión conspirativa porque todo está documentado.

(…)

Un mes antes de las elecciones del 6 de septiembre de 1987, la Unión Transitoria de Empresas constituida por Macrì, Rocca y Pérez Companc para construir el gasoducto Neuba II, pagó más de 11,5 millones de dólares a funcionarios y políticos, tanto radicales como peronistas, y a empresas competidoras excluidas del negocio, para que no protestaran. Fueron 11.527 USS x 10 a la tercera, expresado con la técnica de Santa María, la financiera cautiva de Techint, que recaudaba entre los socios y pagaba lo que llamaba “prestaciones en sede”. El facsímil de la planilla con los pagos me fue entregado por un ex colaborador del actual Presidente. Antes, recortó los nombres de los beneficiarios, porque él también era dirigente político del justicialismo y había sido directivo de SOCMA.

(…)

La costumbre del juez es procesar a todas las personas que llama a indagatoria, no así a quienes cita como testigos, lo cual permitiría suponer que Gianfranco se sumará a la nómina de procesados. Como ya es costumbre en el caso de este magistrado, tampoco esto podría tomarse como presunción de culpabilidad, así como los sobreseimientos y faltas de mérito que dicta no implican inocencia, ya que nada de lo que hace se roza siquiera tangencialmente con la justicia.

Macrì no controla a Glock (Bonadio), pero sus múltiples operadores judiciales (1-3 Angelici, Pepín Rodríguez Simón, Germán Garavano, José Torello) confían en las instancias superiores“.

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