“Los argentinos vuelven a comer solo una vez al día”, relata el diario español El País

La crisis deja a 3,4 millones de personas sin comida en un país que produce para 400 millones. Los afectados se organizan en comedores sociales

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Un artículo del matutino ibérico El País aborda la problemática alarmante del hambre que sufren 3,4 millones de personas, que representan el 7,9% del total, reflejando una crisis económica que se agravó en los últimos meses con una suba de precios acumulado de 47,7 por ciento.

En ese contexto, la inseguridad alimentaria se profundizó, y así lo refleja el medio español a partir de los datos del Barómetro de la Deuda Social que elabora la Universidad
Católica Argentina (UCA).

Según explican en su artículo, “los argentinos vuelven a comer solo una vez al día. Uno de cada cinco niños argentinos sufre mala alimentación por pobreza. Y si no frenamos el cambio climático volverán las hambrunas”, dicen.

Al mismo tiempo relatan el caso puntual de Cecilia D., quien forma parte del grupo de argentinos que ha comenzado a comer una vez al día por culpa de la crisis que atraviesa su país.

En lugar de almorzar y cenar, esta mujer de 35 años de la ciudad industrial de Campana (80 kilómetros al norte de Buenos Aires), su marido discapacitado y sus tres hijos mayores —tiene un cuarto de cinco meses— unifica la comida diaria a las seis de la tarde porque no les alcanza para más.

“Nunca me pasó de comer una sola vez por día… ni en la crisis de 2001”, recuerda Cecilia sobre aquella catástrofe socioeconómica y política que sufrió Argentina a principios de siglo, una crisis de proporciones mayores que la actual. En aquel tiempo, ella tenía 18 años, no era madre, vivía de cuidar a una niña y con su familia iban a clubes de trueque para intercambiar bienes básicos.

En el centro de salud de su barrio, el San Cayetano, Cecilia conseguía hasta octubre pasado dos kilos de leche fortificada en polvo para su bebé, como parte de un plan estatal para menores de dos años, pero en noviembre una enfermera colgó un cartel que alertaba: “no hay leche hasta nuevo aviso” y la sequía continuó hasta enero. Ahora se reparte solo un kilo mensual por niño y no dos, como antes.

Lo que sufren Cecilia y su familia es lo que también padecen otros 3,4 millones de argentinos. Ese porcentaje afronta una inseguridad alimentaria severa, lo que técnicamente significa una reducción involuntaria de la porción de comida o la percepción de experiencia de hambre por problemas económicos en los últimos 12 meses.

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