George Michael: una vida marcada por los excesos

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Pasó por clínicas de desintoxicación. Llegó a fumar 25 cigarrillos de marihuana por día. Se reconocía aficionado al sexo anónimo.

George Michael logró tantos éxitos musicales como títulos escandalosos en las tapas de diarios y revistas. Adicciones, sexo anónimo y casual, alcohol, todos los excesos cabían en la vida del cantante británico que, tras cuarenta años de carrera, y poco tiempo después de anunciar que estaba preparando su séptimo disco, falleció a los 53 años en su residencia de Oxfordshire, sur de Londres.

La Policía no encontró indicios de “circunstancias sospechosas en la muerte”, y su representante anunció: “Con enorme tristeza podemos confirmar que nuestro querido hijo, hermano y amigo George ha fallecido pacíficamente en su hogar durante el período navideño”.

Vendió más de 100 millones de álbumes, logró el éxito que siempre había soñado, pero no pudo con los demonios que oscurecían su vida privada. Adicto durante mucho tiempo al alcohol y a las drogas, en 2015 tuvo que ingresar en una clínica suiza para desintoxicarse. George reconoció en ese entonces que fumaba 25 cigarrillos de marihuana al día.

Ésa no fue su única vez. Fue la última. En 2011, estuvo internado por una gravísima neumonía que casi le cuesta la vida. En 2010, chocó contra la vidriera de una tienda mientras conducía bajo los efectos del alcohol y el cannabis. Por ello, terminó preso en la cárcel de Higpoint, en Suffolk, Reino Unido.

George Michael, en septiembre de 1997 (AFP)

Pero los escándalos habían comenzado mucho antes. En 1987, de la mano de Aretha Franklin, se lanzó como solista. “Faith”, fue su primer simple, ganó cuatro discos de platino, y se convirtió en ídolo de masas. Pero el tema “I want your sex” -con su videoclip incluido- fueron censurados “por su alto contenido sexual”.  Ése, sin embargo, sería un titular sólo ligado a la música. Luego llegarían los otros, los más duros, ligados a su vida privada.

En 1998, admitió que le gustaba el sexo anónimo y que lo practicaba en lugares públicos. Ese mismo año reconoció públicamente su homosexualidad tras ser detenido por “escándalo” y “actos lascivos” en un baño en Beverly Hills.

Un policía secreto lo detuvo luego de que Michael lo invitara a mantener relaciones sexuales en ese baño. Tras ese episodio, confesó públicamente su relación con Kenny Gross, con quien compartió su vida hasta 2009.

 

George Michael en el Royal Opera House de Londres, en 2011 (Reuters)

George Michael en el Royal Opera House de Londres, en 2011 (Reuters)

Provocador frente el escándalo mediático, el británico respondió a la polémica suscitada por el incidente del baño, y tras eso presentó un videoclip que terminaba con dos hombres vestidos con uniforme de policía dándose un apasionado beso.

Fue un símbolo sexual. Mujeres y hombres deliraron por él. Y él no ocultó nada: confesó haber recurrido al “sexo anónimo” en la calle incluso cuando estaba en pareja, reivindicándolo como algo normal y habitual en su vida.

La adicción a las drogas tiñó su carrera. Pero él no sentía que eso fuera algo que debía combatir o cambiar. Más de una vez defendió su debilidad por el cannabis y sus experiencias con el crack: “No las veo como una debilidad. Simplemente soy así”, afirmó.

 

Lo que Michael nunca confesó es que sus adicciones comenzaron de la mano de una profunda depresión que sufrió en 1993. Ese año murió su primera pareja, el brasileño Anselmo Fellepa, a causa de una hemorragia cerebral por el sida. Tres años después, falleció su madre por cáncer. Michael no supo cómo superar esas pérdidas.

Los problemas con la policía siguieron luego de aquel episodio en Beverly Hills. En 2007 fue condenado a 100 horas de trabajo social por conducir bajo los efectos de las drogas; además, le quitaron el registro por dos años. En 2008 fue detenido en un baño público del norte de Londres: lo acusaron de posesión de sustancias ilegales de clase A (crack o cocaína) y B (marihuana). En 2010, la Justicia lo condenó a dos meses de cárcel por ir al volante tras consumir marihuana.

 

George Michael en el Royal Opera House de Londres, en 2011 (Reuters)

George Michael en el Royal Opera House de Londres, en 2011 (Reuters)

Elton John, quien hoy llora su muerte, fue su gran amigo. Pero nunca pudo ayudarlo, aunque lo intentó cientos de veces. El mismo Michael contó en una entrevista a The Guardian: “Elton no estará feliz hasta que yo llame a su puerta a medianoche diciendo ‘por favor ayúdame, llévame a desintoxicarme’. Pero eso es algo que no va a ocurrir”.

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