El uso de cigarrillos electrónicos aumenta las probabilidades de sufrir derrames cerebrales

Si bien fue conocido como un instrumento para dejar de fumar, recientes estudios vinculan a ese dispositivo con otras enfermedades mortales.

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Una investigación preliminar que será presentada en la Conferencia Internacional de Accidentes Cerebrovasculares de la American Stroke Association 2019, determinó que el uso de cigarrillos electrónicos aumenta las probabilidades de sufrir derrames cerebrales, ataques cardíacos y enfermedades coronarias.

El informe, que se presentará  entre el 6 y el 8 de febrero en Honolulu, en la Conferencia Internacional de Accidentes Cerebrovasculares de la American Stroke Association, arrojó como resultado que en 2016, el 3,2 por ciento de los adultos en EEUU y el 11,3 por ciento de los estudiantes de secundaria admitieron haber usado cigarrillos electrónicos en los 30 días anteriores a una encuesta nacional; además, se ha observado que su uso entre los jóvenes aumentó en un 900 por ciento entre 2011 y 2015.

En el estudio más grande hasta la fecha que examinó los cigarrillos electrónicos y el accidente cerebrovascular, los investigadores seleccionaron una base de datos de 400.000 encuestados. Allí se recopilaron datos de los residentes en los 50 Estados sobre sus conductas de riesgo relacionadas con la salud, condiciones crónicas de salud y el uso de servicios preventivos.

“En comparación con los no usuarios, los usuarios de cigarrillos electrónicos eran más jóvenes, tenían un índice de masa corporal más bajo y una tasa de diabetes más baja”, ha explicado Paul M. Ndunda, MD, autor del estudio y profesor asistente en la Escuela de Medicina de la Universidad de Kansas en Wichita (EEUU).

La American Heart Association advierte contra el uso de cigarrillos electrónicos, afirmando que lo que contienen nicotina son productos de tabaco que deben estar sujetos a todas las leyes que se aplican a estos productos. También solicita nuevas y sólidas regulaciones para evitar su acceso y venta a los jóvenes, y una mayor investigación sobre el impacto en la salud del producto.

La relación entre el consumo de cigarrillos electrónicos y las enfermedades no es nueva. Se sospecha que dos sustancias químicas utilizadas comúnmente para dar sabor a los cigarrillos electrónicos pueden estar afectando la función de los cilios respiratorios, unos cabellos que extraen residuos y microbios de las vías respiratorias humanas, según un estudio dirigido por Harvard T.H. Chan School of Public Health (Estados Unidos).

En el pasado, se había relacionado con la bronquiolitis obliterante, una enfermedad pulmonar debilitante que se denominó ‘pulmón de palomitas de maíz’ porque apareció por primera vez en trabajadores que inhalaron el sabor de la mantequilla artificial en las instalaciones de procesamiento de palomitas de microondas.

No deja de ser una curiosidad que estos cigarrillos electrónicos resulten ser instrumentos efectivos para dejar el vicio de fumar. Un estudio, publicado en el New England Journal of Medicine la semana pasada, encontró que el 18% de los fumadores que usaron dispositivos a batería lograron evitar los cigarros combustibles durante un año, en comparación con el 9,9% de quienes confiaron en terapias de reemplazo de nicotina para el mismo objetivo.

En el estudio más grande hasta la fecha que examinó los cigarrillos electrónicos y el accidente cerebrovascular, los investigadores seleccionaron una base de datos de 400.000 encuestados. Esa base de datos, la encuesta del sistema de vigilancia de factores de riesgo del comportamiento (BRFSS) de 2016, recopiló datos de los residentes en los 50 Estados sobre sus conductas de riesgo relacionadas con la salud, condiciones crónicas de salud y el uso de servicios preventivos.

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