El Fueguino Iñaki Mazza le da a la argentina la segunda medalla de oro olímpica

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BMX en los Juegos Olimpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Iñaki Iriartes. 11.10.2018 Foto Maxi Failla

“Cuando nos juntaron a todos los deportistas en el CeNARD y para irnos a la Villa Olímpica nos dijeron que más allá de la competitividad propia de un Juego Olímpico teníamos que estar tranquilos, tratar de disfrutar, saludarnos con nuestros rivales y respetarnos. Y yo por dentro pensaba: No tienen idea de lo que es mi deporte, ¿mirá si no voy a disfrutar de andar en bici?

Iñaki Mazza Iriartes, que este jueves aportó junto a Agustina Roth la segunda medalla dorada para Argentina, es un irreverente. No porque sea irrespetuoso. Todo lo contrario: es de los chicos más simples y simpáticos que uno puede encontrarse; suelto para hablar, abierto, siempre con una sonrisa en la cara. Un pibe bárbaro. Pero Iñaki es un irreverente por la sencillez con la que habla y por los pensamientos que expresa. Tanto que hace dudar de su verdadera edad: ¿puede tener 17 años y una mente así? La respuesta está en la historia de su vida: Iñaki se subió a una bici a los tres años y no dejó nunca más de saltar. En la bicicleta aprendió a volar, y en el aire la vida se pone en perspectiva.

“El BMX tiene dos polos: por un lado es un deporte relajado y de amistad, que se practica con los amigos, pero por otro es un deporte de riesgo en el que te estás jugando el cuello. Vas a 70 kilómetros por hora, a tres metros del suelo, y tu corazón va a mil. Pero la cabeza está fría porque es todo disfrute”, relata el pibe, que pinta imágenes en quien lo escucha con una calidad de narración propia de algunos escritores.

Mazza Iriartes nació en Río Grande, Tierra del Fuego, el 13 de octubre del 2000. Hijo del nuevo milenio, está a pocos días de cumplir la mayoría de edad. Su hermano Tomás es diez años mayor. Cuando Iñaki tenía tres años vio a su hermano junto a sus amigos haciendo trucos con sus bicis y no dudó: tenía que hacer lo mismo.

“A esa edad yo era una esponja y todo lo que veía lo absorbía. Y vi que Tomi y sus amigos salían a callejear y saltaban y decidí intentarlo con el triciclo. Entonces ellos me vieron y decidieron armarme una bicicleta para que empezara a andar. Pasé del triciclo a una bici sin ruedas directo“, rememora.

Todo lo que viene después no hace más que seguir sorprendiendo. A los 9 años compitió por primera vez en la escena nacional, en Buenos Aires. Luego comenzó a competir en la categoría amateur contra rivales de más de veinte años, teniendo él solamente 10 (“No era muy consciente de eso, estaba más sumergido en mí. Más sorprendente resultaba para el resto que yo saltara así a esa edad”, cuenta).

A los 11 hizo su primer viaje al exterior, junto a su hermano, a Chile. Y luego llegó a Europa y Estados Unidos, alcanzando el punto más alto de su carrera al ganar una etapa de la Copa del Mundo de BMX Freestyle Junior el año pasado en Budapest, Hungría.

“Soy uno de los riders más jóvenes en la escena internacional actual. Tengo un estilo original para andar en el que me destaco por fluidez. Tengo que seguir metiéndole y conseguir un buen lugar para entrenar”, explica el fueguino.

Y conseguir un buen lugar para entrenarse es, justamente, su próximo objetivo. Pero no se trata solo de conseguir, sino de construir ¿Cómo? Es que Mazza Iriartes está diseñando, junto a Red Bull y Vans, un Centro de Entrenamiento para Freestyle en Merlo. “Se va a llamar Yanasus Wasi y va a venir gente de todo el mundo, va a ser único”, imagina el patagónico, que omite que ya colaboró en la creación de un Skate Park techado y calefaccionado en su Río Grande natal.

“Otro proyecto que tengo en mente es poder generar un circuito nacional de BMX. Todo lo que sirva para que crezca el deporte en Argentina”, explica Mazza, que es una caja de sorpresas y de ideas creativas.

“El freestyle recién en esta época se está desarrollando como competitivo, pero siempre fue un juego, un estilo de vida. Es salir a la calle con tus amigos, y desarrollándote y sentir la adrenalina que te genera andar en bici, hacer trucos y volar. Para mí, el BMX es la raíz del árbol de la vida, que me ramifica con todo, y me enseña día a día  vivir y a valorar la existencia. Y por eso a estos Juegos Olímpicos los valoro muchísimo. Es histórico para mi deporte estar en un Juego y sirve para el desarrollo, para que sea más visible. Va a ser un gran beneficio para todos los que hacemos BMX en Argentina, porque ahora seguramente se van a seguir generando más eventos, más reuniones, se van a acercar más personas a sumarse a este deporte y también se va a motivar a los más chicos a que pueden ser más parte de todo esto y llegar lejos con la bicicleta. Eso es lo que yo quiero transmitirles“, dice emocionado Iñaki.

En la charla con Clarín hace unos días ya se sabía que sus chances eran muy altas, pero subyacía algo más importante: Mazza Iriartes tiene claro como nadie que los Juegos de la Juventud son una oportunidad única para que se descubran nuevos deportes. Y el BMX les plantea a los adolescentes toda una subcultura que los atrae, los atrapa y los entiende.

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