El duro pasado del Polaco: “Me interné para ayudar a mi vieja”

El cantante tropical se refirió al centro de rehabilitación en el que ingresó a los 13 años. Y también a cómo vivió la ausencia de su padre en su infancia y la lucha contra las adicciones de él.

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Ezequiel Cwirkaluk, más conocido como El Polaco, es una de las figuras de Bailando 2016. Y la gran exposición que eso conlleva, le valió una extensa entrevista que fue tapa de la revista Pronto. Allí, además de hablar de su presente, también se refirió a su duro pasado, algo que ya había contado pero nunca con tanto detalle como en esta ocasión.

“Vivía con mi papá Jorge Carlos, mi mamá Mariana, y mis dos hermanos menores, Jonatan y Rocío. Y en principio tuve una vida más o menos normal, pero después hubo situaciones feas…“, comenzó su relato el cantante tropical, cuando le preguntaron por su infancia.

Luego, tras aclarar que no le gusta hablar de esa parte de su vida porque ahora su viejo “está bien” y no quiere “lastimarlo”, el ex de Karina La Princesita profundizó de todas maneras sus declaraciones. “Hubo un tema de adicciones por parte de él que hizo que las cosas se pusieran jodidas”, reveló.

Por las adicciones mi papá perdió todo lo que tenía. Lo único que nos quedó fue la casa”.

Entonces sí se refirió directamente a las adicciones. “Fue un poco de las dos (alcohol y drogas). Él (por su papá) tenía una fábrica de aberturas y mi mamá era ama de casa. Así que, hasta los cinco años, estuvimos bien económicamente. Pero después, por el tema de las adicciones, mi papá perdió todo lo que tenía. Hasta que lo único que nos quedó fue la casa dónde vivíamos”, contó.

El Polaco habló de todo en una larga entrevista con la revista Pronto.

Su papá, según su relato, estuvo mucho tiempo internado en diferentes centros de rehabilitación. Y su mamá fue quien tuvo que bancar la economía familiar. “Ella cobraba 150 pesos por un plan de familia, y nos bancó a los tres chicos con eso.¿Te acordás de esa caja en la que te daban leche y fécula de maíz? La íbamos a buscar todos los días y vivíamos de eso. Y también del trueque: la re piloteamos yendo a Lugano a vender todo lo que teníamos. Pero en ese época empezó el infierno en mi hogar. Yo tuve que crecer de golpe”, afirmó.

Frente a esa situación, El Polaco debió acompañar a su mamá todas las noches a buscar a su papá a los bares del barrio. A los 10 años, la situación no dio para más y sus padres se separaron. Su mamá no había terminado el colegio, y le costaba conseguir trabajo. Entonces él tomó una drástica decisión: “A los 13 me interné en un centro de rehabilitación cristiano en Córdoba para que ella no tuviera que preocuparse por mí”.

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