Ahora los diseñadores no sólo crean piezas de indumentaria, accesorios u otros objetos, además de intervenir en la composición olfativa de sus perfumes también echan mano a los frascos y hasta se convierten en maestros vidrieros al mejor estilo Lalique. Su intención, sumar otra mirada, potenciar el diseño y ampliar el alcance creativo de la perfumería.
Este fue objetivo de Carol Lin y Humberto Leon, directores de Kenzo, al innovar con la idea de darle forma al concepto esotérico del tercer ojo. Inspirado en el icónico bolso Kalifornia, el reciente Kenzo World tiene un tapón en caucho corrugado que contrasta con el frasco de opalina y detalles de oro rosa.
Otra de las últimas creaciones la hizo el mismísimo Ralph Lauren que convirtió un elemento masculino, como su petaca fetiche, en una pieza simple, que sigue las curvas femeninas destacadas en tono nude. Como contrapartida, la opulenta cartera en verde esmeralda con detalles de pitón de Marc Jacobs que el año último recibió el premio a la fragancia del año otorgado por la Fragrance Foundation Awards.
Carolina Herrera de Báez lidera el equipo que optó por representar el poder de la mujer de hoy con un taco altísimo cuyo mecanismo de spray implicó cerca de 600 pruebas durante cuatro años.
Y el siempre provocador Jean Paul Gaultier escandaliza con un par de piernas introduciéndose ligeramente en el perfume. Cierra una flor, que adopta la talla de las 43 facetas del diamante Montblanc en oro rosa.
