Cinco museos de vanguardia

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1 París -Fundación Louis Vuitton . 

 

El XVI arrondissement -la división administrativa de los barrios de París- es desde siempre el más elegante de la capital francesa. Naturalmente allí encuentra su lugar el impresionante edificio levantado por la marca de lujo con el fin de promover el arte moderno. “Quisimos ofrecer a París un lugar excepcional para el arte y la cultura, y apostar por la audacia y la emoción confiándole a Frank Gehry la realización de un edificio emblemático del siglo XXI”, dijo Bernard Arnault, presidente del grupo LVMH. Construido en vidrio, acero y madera, con formas semejantes a una nube o un velero de terrazas panorámicas, el edificio recuerda a la Opera de Sídney y representó un auténtico desafío arquitectónico en el interior del pequeño Jardin d’Acclimatation -una suerte de botánico de plantas exóticas- del Bois de Boulogne. El conjunto incluye un auditorio y once galerías donde se exponen muestras temporarias de jóvenes talentos, así como una colección permanente de obras e instalaciones de Arnault y de la Fundación.

2 Norte de Italia- Messner Mountain Museum

 

El alpinista italiano Reinhold Messner fue el primero del mundo en escalar los 14 “ochomiles” -Everest incluido- sin oxígeno. Mito del montañismo mundial, es el inspirador del museo que lleva su nombre en Plan de Corones, un macizo volcánico de los Dolomitas así llamado por la legendaria coronación de la princesa Dolasilla. Inaugurado en 2015, y considerado por Messner su “15º ochomil”, el edificio es uno de los últimos proyectos arquitectónicos de la “arquistar” británica Zaha Hadid. Está situado a más de 2000 metros de altura y es accesible a través del funicular Risconi. Se trata de la sexta y última de un conjunto de seis estructuras ubicadas en locaciones extraordinarias de los Alpes, que conforman un circuito global sobre la montaña querido por el escalador. En aproximadamente mil metros cuadrados, reúne una librería, tres niveles de espacio expositivo y un auditorio: pero -montaña obliga- lo más impresionante es la ubicación, ya que la entrada está en plena pendiente rocosa. De un lado, una terraza tiene vista panorámica sobre los Alpes; del otro, se invita a los viajeros a bajar para explorar cavernas y grutas.

3 Tokyo -The National Art Center.

Incluso en el país del tren bala y la alta tecnología, conmueve encontrarse frente a la estructura ondulante de este moderno centro de arte situado en Roppongi, uno de los barrios más de moda de la capital japonesa. La sede del museo, con estructura de acero y una luminosa fachada de vidrio, es obra del arquitecto japonés Kishio Kurokawa y se lo considera como uno de los centros de exposiciones más grandes de Asia. Tiene varias particularidades, pero la principal es que no tiene una colección permanente ni curadores estables, sino exhibiciones temporarias con curadores invitados (como la muy exitosa realizada hace casi una década sobre Monet, que fue una de las más visitadas en el mundo en 2007). Son en total diez salas, con una superficie de mil metros cuadrados y techos que alcanzan cinco metros de altura; cada una de ellas dispone de 20 paneles móviles que logran así un largo total de 370 metros de exposición. Un imperdible que sorprende a quienes lo encuentran sin buscarlo durante un paseo por Tokyo.

4 Nueva York -Whitney Museum of American Art

 

Es una de las últimas novedades de la siempre vibrante Nueva York, con la firma de Renzo Piano. En pleno Meatpacking District de Manhattan, un barrio de restaurantes y boutiques de moda, está entre las orillas del Hudson y la High Line, el parque en altura realizado sobre una antigua línea ferroviaria. De forma irregular, que de un lado lo hace parecer una suerte de gran fábrica y del otro una nave gigantesca, está dedicado sobre todo al arte moderno estadounidense. A su vez, la antigua sede del museo -inaugurada hace 50 años sobre un proyecto del arquitecto de la Bauhaus Marcel Breuer- pasó a ser el ala Met Breuer del Metropolitan Museum, dedicada al arte del último siglo. El Whitney reúne 22.000 obras de 3000 artistas, y en palabras de Renzo Piano “la gran fortuna de este sitio es que por un lado habla con la ciudad, por el otro con la vastedad de este país. Está el Far West pero también el Far East, y está el resto del mundo. Es un lugar que tiene esta magia”.

5 Panamá -Biomuseo.

Gehry lo hizo. El arquitecto del famosísimo Guggenheim de Bilbao (y de la Fundación Vuitton mencionada antes) supo interpretar magistralmente los colores tropicales con el Biomuseo de Panamá, una joya arquitectónica de metal y geometría irregular situada en el país centroamericano e inaugurada en 2014. Es la única obra de Gehry en América latina. Levantado sobre la Calzada de Amador, de paso obligado para todo residente y visitante de la ciudad, está cerca del puerto principal y reúne en sus 4000 metros cuadrados y ocho salas de exposición la historia del istmo de Panamá, la estrecha franja de tierra que une Centro y Sudamérica, ilustrando su influencia sobre el cambio climático mundial mediante una serie de instalaciones. Como atractivo extra, desde el Biomuseo se puede ver el moderno skyline de Ciudad de Panamá, el Casco Antiguo y el Puente de las Américas.

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