7 propuestas para renovar tu espacio de trabajo

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Ideas inspiradoras para poner en práctica y darle aire fresco a tu escritorio. Iluminación, mobiliario y objetos decorativos, las claves para elegir bien. 

El orden alfabético tiene sentido, seguro. Pero esta biblioteca es viva prueba de que ordenar los libros por color es un mimo a la vista. El mobiliario de diseño en impecables colores pastel toma un nuevo tinte en contraste con la escalera flúo: un diseño de Cecilie Manz con un peldaño cóncavo que se puede usar como asiento. 

 Izquierda: una simple silla junto a la mesa de luz puede convertir ese lugar en un rincón aun más privado, más nuestro. Práctico para anotar esas cosas que se nos ocurren cuando recién nos levantamos o justo antes de irnos a dormir, o bien organizar las tareas del día en cinco minutos, y en pijama. Derecha: sencillito y al pie, la clave de este espacio de estudio en el dormitorio está en los detalles: la lámpara con morsa fijada de modo tal que el cable no moleste, la silla sólida para resistir peso y vaivenes (y con patas de goma para no rayar el piso), y la elección del negro, a tono con la pared lateral y los acentos de decoración. 

 En este espacio de punta en blanco trazado por las arquitectas Milagros Correa y Celeste de Filippi, tanto la silla como la cajonera tienen ruedas: sencillo recurso que permite replantearlo a gusto. Las lámparas colgantes son un imprescindible con un condimento extra: se puede adaptar a nuestro estilo –o nuestro emprendimiento– con otro género o inscripción/logo. 

 Nada mejor para poner a andar la imaginación que rodear nuestro lugar de imágenes y objetos que nos entusiasmen. En un espacio tan claro y cargado de romanticismo, la irrupción de un tono distinto (por color y por estilo) le otorga un carácter único. En este caso, la tersa, brillante y roja silueta de la silla ‘Lily’, del diseñador Arne Jacobsen.

 Los dueños de esta casa convirtieron una habitación con vista al jardín en estudio, y lo poblaron de objetos con historia propia. Baúles de cuero, muebles de madera, dos sillones retapizados y un enorme kilim turco le confieren presencia y categoría a un ambiente que, sencillamente, atrapa. ¡Una de las metas más ambiciosas al imaginar un espacio de trabajo!

 Siguiendo el plano de los placares, dos paneles de piso a techo se entelaron en el mismo gris para pasar desapercibidos. Una leve presión basta para plegarlos y descubrir el escritorio. Cerca cuando hace falta, y oculto a la hora del descanso. Un límite que hace muy bien si se tiene un rincón de trabajo en el dormitorio

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