6 tips para tener una piel más suave de manera natural

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¿Estás cansada de tener la piel áspera o seca? ¿Estás segura de que la estás cuidando de la manera adecuada?

Si sigues los pasos que te proponemos, te aseguramos de que tu piel estará más suave desde el primer día.

En este artículo te damos los 6 tips fundamentales para tener una piel más suave, hidratada, brillante y tersa.

mujer en spa

¿Por qué no consigo tener la piel más suave?

Lo primero que debes saber es que hay muchos factores que te impiden tener la piel más suave:

  • Alimentación poco equilibrada.
  • Malos hábitos, como el tabaco o el alcohol.
  • Deshidratación.
  • Exceso de exposición al sol.
  • Cuidados inadecuados.
  • Estrés y trastornos emocionales y nervioso.

El primer paso para mejorar la salud y el aspecto de tu piel deberá pasar por resolver estos factores. Además, te damos algunos consejos para que lo consigas de manera inmediata.

1. Exfóliala

Cuando la piel está áspera significa que hay un exceso de células muertas que, a la vez, dificultan la regeneración de la dermis. Por este motivo conviene realizar una exfoliación una vez a la semana o cada quince días.

No recomendamos usar exfoliantes sintéticos, ya que tenemos a nuestro alcance diferentes productos naturales que nos permiten hacernos peelings caseros y naturales como, por ejemplo, el bicarbonato de sodio, el azúcar, la sal marina o el café.

Deberemos elegir el exfoliante más fino o grueso según el área que queramos tratar. En la cara usaremos siempre exfoliantes más suaves que en el resto del cuerpo.

2. Ve a la playa

ir a la playa

Una escapada a la playa es también una terapia para nuestra piel, ya que conseguimos varios efectos a la vez:

  • Exfoliamos la piel gracias a la arena y el mar.
  • Le aportamos minerales.
  • Le aportamos vitamina D para conseguir un bonito bronceado, siempre que lo hagamos con moderación y sentido común.

3. Hidrátala

Para tener una piel más suave, además de exfoliarla, debemos hidratarla, ya que de lo contrario, podríamos resecarla demasiado.

No obstante, es fundamental elegir una loción hidratante adecuada para nuestro tipo de piel, para que nutra lo suficiente sin dejarnos la piel grasa.

Una manera de lograrlo consiste en aplicarnos un aceite vegetal justo después de ducharnos, antes de secarnos.

De este modo, la piel absorberá mejor el producto, ya que los poros estarán abiertos por el calor, y nos podremos quitar el exceso de grasa con la toalla. La piel quedará muy hidratada y sin brillos.

Podemos usar aceites como el de coco, el de almendras o el de jojoba, por ejemplo.

4. Bebe agua

La piel se hidrata por fuera, pero también desde dentro.

Tomar-agua

¿Cómo? Bebiendo agua suficiente a lo largo del día, siempre fuera de las comidas para conseguir el efecto beneficioso que queremos: una piel más suave, hidratada y sin impurezas.

Nuestra recomendación es la siguiente:

  • Dos vasos de agua en ayunas, veinte minutos antes del desayuno.
  • Tres vasos de agua a lo largo de la mañana.
  • Tres vasos de agua a lo largo de la tarde.

En las comidas también podemos beber si tenemos sed, pero no cumplirá la función que deseamos sobre la piel y, además, si nos excedemos, dificultaremos la digestión.

5. Cepíllala a diario

La técnica del cepillado en seco tiene cada vez más adeptos, ya que es sencilla, gratuita, rápida y muy efectiva.

Cepillarnos la piel a diario, de abajo hacia arriba, siempre en dirección al corazón,nos ayuda a activar la circulación y mejorar la oxigenación de la piel, así como a combatir la retención de líquidos, la celulitis y las estrías.

Solamente necesitamos un cepillo de cerdas naturales y unos minutos cada día.

6. Relájate

El sistema nervioso está muy relacionado con la piel. De hecho, muchos problema de dermatitis y eczemas son difíciles de curar porque tienen su origen en alteraciones nerviosas. 

Si padecemos problemas de piel a pesar de seguir todos estos pasos y cuidar la alimentación, debemos prestar más atención a nuestro interior y analizar si estamos padeciendo algún tipo de estrés por motivos laborales o personales.

No siempre tiene que ver con un exceso de trabajo. En ocasiones son conflictos emocionales del día a día que llevamos por dentro y que no sabemos cómo resolver.

 

 

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