13 suplementos dietarios que pueden ser fatales

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Si bien prometen una solución “natural” generan múltiples problemas de salud y hasta la muerte. Por qué ningún organismo sanitario controla los probióticos. Un especialista explicó a Infobae qué sucede en Argentina

Hace ya algunos años, las góndolas de farmacias se poblaron de decenas de suplementos dietarios: una amplia variedad de productos que prometen brindar una solución “natural” y alternativa a problemas de salud comunes, como la grasa abdominal, el aumento de músculos, el rendimiento sexual, los niveles de energía o incluso el rendimiento cerebral, sin hacer demasiado esfuerzo más que ingerir estos componentes.

Según la prestigiosa publicación Nutrition Business Journal, las ventas de estos complementos alimenticios se incrementaron en un 81 por ciento en los últimos diez años por una simple razón: la enorme rentabilidad se debe en parte a que son mucho más accesibles que los medicamentos recetados por un médico, e incluso que los de venta libre, y que cargan con el título de ser “más naturales” y, por ende, más “seguros”.

El fanatismo moderno por los suplementos dietarios comenzó en 1970, cuando Linus Pauling, químico y ganador de dos premio Nobel, declaró que la toma de 3 mil miligramos de vitamina C al día podría evitar un resfriado común. Pauling promovió dicha pretensión por casi dos décadas con suficiente fervor como para dar por tierra con todos los estudios que lo refutaban. Así se desencadenó una verdadera locura por esta vitamina impulsando una industria floreciente a partir 1990 que vendió una amplia gama de productos con demandas cada vez mayores hasta la actualidad.

Cuando las organizaciones gubernamentales intervinieron para regular, la industria luchó contra ello. Cientos de fabricantes y consumidores elevaron sus quejas contra los entes reguladores argumentando que la libertad de elección de productos de salud era un derecho. “La gente creía lo que se les decía porque alimentaba su opinión de que los médicos, las compañías farmacéuticas y la FDA (Food and Drug Administration) querían bloquear las medicinas alternativas que podrían mantener a la gente sana”, expresó Henry Waxman, un ex congresista estadounidense demócrata de California. “Lo que no entendían es que este punto de vista fue manipulado por personas que peleaban por seguir ganando mucho dinero”.

El caso de Calvin Jimmy Lee

Calvin Jimmy Lee, un bebé nacido el 3 de octubre de 2014 y fallecido el 10 de octubre del mismo año en el hospital Yale-New Heaven de Connecticut, Estados Unidos, fue el protagonista del caso que desencadenó la controversia global en torno a los suplementos dietarios y la gran falta de supervisión que existe sobre estos productos. Calvin nació prematuro, pesando aproximadamente un kilo. Teniendo en cuenta su delicada situación, permaneció en una incubadora para regular su temperatura corporal y mantener alejados los gérmenes. Los médicos decidieron proporcionarle lo que se conoce como medicamentos surfactantes para promover el desarrollo pulmonar y, además, a partir de su primer día de vida también le suministraron un probiótico diariamente.

Los probióticos son polvos, líquidos o pastillas compuestas de bacterias vivas, pensadas para ayudar a mantener el equilibrio natural de los microorganismos intestinales. Algunas unidades de cuidados intensivos neonatales las han estado suministrando a bebés prematuros en los últimos años en varios países basándose en evidencia científica que sugiere que estos pueden ayudar a prevenir enfermedades intestinales mortales.

Muchos médicos han mostrado su preocupación por esta tendencia, debido a que los probióticos pueden ser clasificados como suplementos dietarios que, en muchas partes el mundo, no están regulados igual que los medicamentos recetados ni las drogas de venta libre. Por ejemplo, en Estados Unidos los fabricantes de estos compuestos no tienen que asegurarse la aprobación de la FDA para vender sus productos y sus instalaciones no están vigiladas del mismo modo que lo están las compañías farmacéuticas.

Durante la corta vida de Calvin, sus médicos le suministraron lo que parecía ser un producto seguro, producido por una empresa con buena reputación, dirigido específicamente al consumo de niños y bebés y disponible libremente en comercios. Los médicos comenzaron a notar que el abdomen del recién nacido había desarrollado protuberancias y descubrieron, cirugía mediante, que sus intestinos estaban siendo atacados por un extraño tipo de hongo. La infección se expandió rápidamente por sus vasos sanguíneos hasta causar un enorme coágulo que tapó su aorta y terminó con su vida. Más tarde se comprobó que el hongo mortal provenía del probiótico, que estaba contaminado.

El suplemento ABC Dophilus Powder, fabricado por la empresa Solgar, fue retirado de cientos de farmacias y la familia demandó tanto a la empresa como al hospital por haber envenenado a su hijo sin que nadie -ni siquiera sus médicos- les advirtiera de los efectos negativos que podrían generar. A raíz de este hecho, la FDA instó a los profesionales a tener extrema cautela con el uso de suplementos con bacteria viva en pacientes con un sistema inmune comprometido.

Sin embargo, el problema se extiende mucho más allá del caso de un probiótico contaminado. Suplementos dietéticos como las vitaminas, minerales, hierbas, productos botánicos y una lista cada vez más larga de otras sustancias “naturales”, han migrado de las dietéticas a los hospitales. De acuerdo con una encuesta a 200 médicos, en Estados Unidos el 94 por ciento recomienda vitaminas o minerales a alguno de sus pacientes, el 45 por ciento ha recomendado suplementos de hierbas y el 7 por ciento no sólo los recomienda sino que también los comercializa.

Es muy importante que los suplementos estén regulados y sean ingeridos bajo la supervisión de un profesional (Shutterstock)
Es muy importante que los suplementos estén regulados y sean ingeridos bajo la supervisión de un profesional (Shutterstock)

Fernando Burgos (MN° 81759), jefe de Pediatría Ambulatoria del Hospital Universitario Austral e integrante de la Red de Pediatras “Niños sanos, niños felices”, dijo a Infobae que en Argentina “todavía no está consensuado ni regulado el uso habitual en terapias neonatales de suplementos dietarios o de probióticos para el manejo de la enterocolitis necrotizante (una enfermedad mortal del intestino en neonatos) porque si bien hay evidencia científica de que funciona en recién nacidos prematuros, los probióticos que están disponibles en Argentina no tienen evidencia científica comprobada para este tipo de patología”.

“Existe un probiótico que se llama lactobacillus reuteri y otro que se llama lactobacillus rhamnosus que han mostrado su eficacia contra la enterocolitis necrotizante y no se comercializan en el país”, agregó. “Actualmente se usan en terapias intensivas de Europa y Estados Unidos pero en Argentina no tenemos esa posibilidad”.

Por qué es peligroso ignorar las advertencias

Es difícil determinar un único componente de estos suplementos que ponga en riesgo a los consumidores. Un informe de la Oficina de Contabilidad del Gobierno de Estados Unidos descubrió que de 2008 a 2011 la FDA recibió más de 6 mil casos de problemas de salud relacionados con suplementos dietarios de los cuales 92 eran muertes, cientos eran enfermedades graves y más de mil de todo tipo de afecciones. Lo cierto es que la única manera confiable de saber si un suplemento es seguro es la aprobación de un organismo gubernamental, pero el problema radica en que los suplementos dietéticos que se pueden conseguir en cualquier farmacia no se regulan de la misma manera que las drogas farmacéuticas.

“No sólo los ingredientes anunciados de algunos suplementos son potencialmente peligrosos”, dijo Pieter Cohen, médico y profesor asistente de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard que ha estudiado a los suplementos ampliamente. “Sino que debido a la forma en que están regulados el consumidor a menudo no tiene ni idea de lo que está ingiriendo”.

Los resultados de la falta de regulación pueden ser peligrosos. Por ejemplo, las etiquetas pueden estar brindando información errónea, desinformando al usuario y llevando a que los productos no sean efectivos, estén contaminados con microbios o metales pesados o incluso que contengan sustancias ilegales. Como consecuencia, estos productos pueden tener efectos secundarios muy dañinos o anular el efecto de otros medicamentos tomados en simultáneo.

Por este motivo, la regulación es necesaria porque en algunos cuadros específicos, un paciente puede necesitar de un suplemento dietario o un probiótico.

En Argentina, este tipo de suplementos se suministran sólo en algunos casos particulares. “Los suplementos dietarios en Argentina se utilizan en algunas terapias neonatales en casos de desnutrición o en casos prematuros. En adultos, también: un paciente que no se puede alimentar por vía oral, que está en un coma por ejemplo, recibe un suplemento dietario por la cantidad de calorías, electrolitos o agua que necesite dependiendo de su superficie corporal”, explicó el doctor Fernando Burgos.

Lo importante, según señaló el especialista, es el adecuado manejo de estas sustancias: “como médico uno tiene que utilizar suplementos, probióticos o medicamentos que estén regulados y aceptados por la FDA y la ANMAT (la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), que cumplan con todos los procesos de higiene que tiene que tener cualquier alimento para cualquier paciente”.

Los 13 componentes que hay que evitar

Ácido úsnico, extracto de té verde, chaparral o consuelda son algunos de los ingredientes de los suplementos que hay que evitar
Ácido úsnico, extracto de té verde, chaparral o consuelda son algunos de los ingredientes de los suplementos que hay que evitar

La revista Consumer Reports, con la ayuda de un panel de expertos, confeccionó una lista de 13 ingredientes de suplementos que son potencialmente dañinos. Los riesgos incluyen daños en diferentes órganos, cáncer, paros cardíacos y hasta la muerte. Aunque la gravedad de estas amenazas siempre va a depender de factores tales como las condiciones médicas preexistentes del consumidor y la cantidad del ingrediente ingerida.

Chaparral: es una hierba recomendada para tratamientos de pérdida de peso, procesos antiinflamatorios e incluso cáncer pero se recomienda evitarla porque puede ocasionar problemas renales, daño en el hígado y potencialmente la muerte.

Tusílago: es una planta floral con fama de propiedades antitusivas y propiedades curativas para laringitis, bronquitis y asma. Su consumo, sin embargo, puede derivar en daños en el hígado y posibles células cancerígenas.

Consuelda: es una planta medicinal usada hace cientos de años por civilizaciones antiguas para aliviar dolores menstruales, problemas estomacales, dolor en el pecho y malestares derivados del cáncer.
Paradójicamente tiene muchos efectos cancerígenos y puede ser mortal.

Camedrio acuático: es una planta también conocida como germandrina acuática, se utiliza para bajar de peso, aliviar la fiebre o la artritis pero es adecuado advertir que este ingrediente puede causar la muerte.

Chelidonium majus: también conocida como Celidonia mayor o hierba golondrinera se suele recomendar en casos de problemas estomacales o en el tratamiento de la dermatitis atópica y lamentablemente puede causar graves problemas hepáticos.

Extracto de té verde: se utiliza principalmente para perder peso pero está comprobado que puede causar mareos, zumbido en los oídos, disminución de la absorción de hierro y problemas cardíacos.

Kava: El kawa-kawa, kava kava o piper methysticum es una planta de origen polinesio usada como ansiolítico, pero puede provocar efectos secundarios graves, como una lesión hepática o Parkinson.

Lobelia: es una planta recomendada para problemas respiratorios, síntomas de sida y para tabaquismo. Entre sus efectos secundarios están las náuseas, vómitos, diarrea, arritmias, hipertermia, estados de coma y en algunos casos la muerte.

Oxilofrina: es un estimulante psicofísico y aumenta la capacidad muscular y cardíaca, mejorando así el desempeño deportivo. Sin embargo puede causar arritmias graves y efectos devastadores cuando se combina con otros estimulantes.

Aceite de poleo: se extrae de la planta de poleo y  utiliza para problemas respiratorios y digestivos, pero puede tener graves efectos secundarios como fallas renales, daños neuronales, convulsiones e incluso la muerte.

Levadura de arroz rojo: es un suplemento utilizado para reducir el colesterol “malo” y prevenir problemas cardíacos. Está comprobado que tiene muchos efectos dañinos para la salud por ejemplo problemas musculares, pérdida de cabello o incluso tener el efecto adverso respecto del colesterol.

Ácido úsnico: es un antibiótico natural extraído de los líquenes recomendado para perder peso, aunque puede causar problemas en el hígado.

Yohimbina: este alcaloide derivado de la corteza del árbol Pausinystalia johimbe– se utiliza para tratar disfunciones sexuales, depresión y obesidad. Entre sus efectos secundarios están la presión arterial, convulsiones, ataques de pánico y posiblemente la muerte.

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